Ciencia y Sociedad / Seguridad Nuclear

Estamos cada vez más cerca del fin de los tiempos, según los científicos

La noche de nuestra civilización parece estar acechando peligrosamente, a un paso de oscurecer para siempre el futuro de la humanidad y de la Tierra

El apocalipsis, “fin de los tiempos” o “Día del Juicio Final” ha sido retratado por muchos films de ciencia ficción, pero podría hacerse realidad más rápido de lo pensado si la humanidad no cambia a tiempo. Para los científicos atómicos, los plazos son cada vez más cortos.

El apocalipsis, “fin de los tiempos” o “Día del Juicio Final” ha sido retratado por muchos films de ciencia ficción, pero podría hacerse realidad más rápido de lo pensado si la humanidad no cambia a tiempo. Para los científicos atómicos, los plazos son cada vez más cortos. / Crédito: Pete Linforth en Pixabay.

Pablo Javier Piacente

El Boletín de Científicos Atómicos, una organización sin fines de lucro fundada en 1945 por Albert Einstein e integrada actualmente por 10 premios Nobel, anunció recientemente que el "Reloj del Juicio Final" se ha acercado más que nunca a la medianoche, principalmente debido a la invasión de Ucrania por parte de Rusia y al mayor riesgo de una escalada nuclear. El "Reloj del Juicio Final" se modifica según lo cerca que los científicos creen que la raza humana está del final: el nuevo cambio lo sitúa a 90 segundos de la medianoche, que simboliza a la destrucción total.

Este martes 24 de enero, el “Reloj del Juicio Final” del Boletín de Científicos Atómicos se fijó en 90 segundos para la medianoche o colapso de la humanidad, debido en parte a la invasión rusa de Ucrania y al mayor riesgo de un conflicto nuclear de grandes dimensiones y alcance global. Se trata del punto más cercano a la medianoche establecido en toda la historia de este índice, que en 2020 se fijó en 100 segundos y en 1991 se encontraba a 17 minutos de las doce de la noche. 

En una nota de prensa, los científicos destacaron que la seguridad nuclear no es la única nube negra en el horizonte: también ven mayores riesgos en las permanentes amenazas planteadas por la crisis climática y el colapso de las normas e instituciones globales que deben encargarse de reducir los riesgos asociados con el avance tecnológico, junto al impacto de amenazas para la salud humana como el COVID-19.

Crear conciencia

El Boletín de Científicos Atómicos nació como una publicación académica dirigida al público en general, orientada a intensificar el debate y poner en la agenda pública cuestiones referidas a la supervivencia y el desarrollo de la humanidad, frente a las amenazas que suponen las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva, las problemáticas ambientales y sanitarias o el avance sin frenos de las tecnologías emergentes. 

Se publicó por primera vez en 1945 y fue fundado por Albert Einstein y otros miembros del Manhattan Project, tras los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, que fueron consecuencia del uso político y militar indebido de los avances concretados en la ciencia atómica. Previendo que esta historia podía repetirse e intensificarse, como finalmente sucedió, los investigadores creyeron que el boletín se convertiría ser una herramienta importante para crear conciencia y ampliar la difusión.

En ese marco, el “Reloj del Juicio Final”, diseñado por el artista Martyl Langsdorf, se ha convertido en un potente símbolo sobre la visión de la ciencia en cuanto a las amenazas que acechan el porvenir de nuestra especie y del planeta. En la actualidad, se basa en la mirada de un grupo de renombrados especialistas, que incluye a 10 premios Nobel.

Video: los científicos creen que nos seguimos acercando peligrosamente al colapso del planeta y de nuestra especie. Crédito: Bulletin of the Atomic Scientists / YouTube.

Un mundo amenazado

El nuevo avance del reloj, que suma 10 minutos hacia la medianoche con respecto al cambio realizado en 2020, se sustenta (por ejemplo) en que la invasión rusa en Ucrania podría desatar un conflicto nuclear sin precedentes, tanto por intención o voluntad como por errores de cálculo, considerando el enorme potencial en este rubro de las principales potencias mundiales. 

En su declaración, los expertos indicaron que la guerra en Ucrania ha generado “profundas preguntas sobre cómo interactúan los estados, erosionando las normas de conducta internacional que sustentan las respuestas exitosas a una variedad de riesgos globales”. En otras palabras, están marcando la escasa injerencia que parecen tener actualmente entidades como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para detener esta clase de conflictos o, como mínimo, establecer un carácter mediador.

Por otro lado, los científicos destacaron que mientras las inversiones en hidrocarburos deberían estar disminuyendo para volcarse al sector de las energías renovables y sustentar así los esfuerzos globales para combatir el cambio climático, el conflicto bélico ha marcado otro escenario. Llevó a que los países que dependen del petróleo y el gas rusos diversifiquen sus suministros y proveedores, derivando en una mayor inversión en gas natural, cuando en realidad dicha inversión debería haberse reducido. 

Una sociedad que atraviesa una crisis profunda

Por último, los integrantes del Boletín de Científicos Atómicos enumeraron otros inconvenientes que ponen a la humanidad en el límite del colapso: por ejemplo, la mencionada pérdida de legitimidad de las organizaciones internacionales limita su impacto frente a futuras amenazas para la salud global, en forma de pandemias con la intensidad del COVID-19 o incluso más virulentas. 

Además, plantearon la necesidad de revisar los peligrosos índices de desinformación y circulación de datos erróneos que potencian las redes sociales y otros medios digitales, como así también la ausencia de debate en torno al límite que debería imponerse al desarrollo de algunas tecnologías emergentes y disruptivas, como por ejemplo el uso desmedido de tecnologías de vigilancia, muchas de las cuales no parecen ser del todo beneficiosas para la libertad, la democracia, el desarrollo humano y el equilibro social y ambiental del planeta.