Neurociencias

Descubren la alquimia cerebral de las experiencias cercanas a la muerte

Un nuevo modelo revela los factores fisiológicos, neuroquímicos y psicológicos que provocan las experiencias fuera del cuerpo

Todo está en el cerebro.

Todo está en el cerebro. / ChatGPT/T21

EDUARDO MARTÍNEZ DE LA FE/T21

EDUARDO MARTÍNEZ DE LA FE/T21

Madrid

¿Qué sucede cuando la vida pende de un hilo? Durante siglos, las experiencias cercanas a la muerte (ECM) han desconcertado a la humanidad, generando debates sobre su origen y significado. Ahora, un nuevo modelo neurocientífico llamado NEPTUNE desentraña los secretos de estas enigmáticas experiencias.

Las experiencias cercanas a la muerte (ECM) han fascinado a la humanidad durante siglos, generando debates sobre su origen y significado. ¿Son vislumbres del más allá, meras alucinaciones o fenómenos neurobiológicos complejos? En los últimos años, un enfoque científico multidisciplinario ha intentado desentrañar la naturaleza de las ECM, proponiendo modelos que buscan integrar hallazgos empíricos de la neurobiología, la psicología y la teoría evolutiva. Uno de estos modelos, denominado NEPTUNE (Neurophysiological Evolutionary Psychological Theory Understanding Near-death Experience), ofrece el primer modelo neurocientífico integral para comprender los mecanismos subyacentes a estas experiencias enigmáticas.

El modelo NEPTUNE, desarrollado por un equipo de investigadores de la Universidad de Lieja, Bélgica, postula que las ECM son el resultado de una combinación de factores fisiológicos, neuroquímicos y psicológicos, modulados por influencias ambientales y evolutivas, aunque no explica todas las facetas de una ECM.

Desencadenantes neurofisiológicos

En el núcleo del modelo se encuentran tres desencadenantes fisiológicos principales: la privación de oxígeno (hipoxia), el aumento de los niveles de dióxido de carbono (hipercapnia) y la alteración del metabolismo energético cerebral. Estos factores, comunes en situaciones de peligro de vida como el paro cardíaco, pueden desencadenar una cascada de eventos neurobiológicos que conducen a la experiencia subjetiva de una ECM, según este modelo.

La hipoxia y la hipercapnia, por ejemplo, pueden alterar el flujo sanguíneo cerebral y la actividad de los neurotransmisores, afectando regiones cerebrales críticas involucradas en la percepción, la emoción y la autoconciencia. Se ha demostrado que la privación de oxígeno, en particular, afecta el lóbulo temporal, una región asociada con la memoria, la emoción y las experiencias religiosas. La hipercapnia, por otro lado, se ha relacionado con experiencias más intensas de ECM, como la revisión de la vida y los encuentros con una luz brillante, explican los autores de este trabajo.

Además de estos factores fisiológicos, el modelo NEPTUNE destaca el papel de diversos neurotransmisores y redes neuronales en la configuración de la experiencia de la ECM. Se ha comprobado que la liberación de serotonina, endorfinas, dopamina y noradrenalina contribuye a los sentimientos de euforia, bienestar y trascendencia que a menudo se informan durante las ECM. También se considera que la activación de la red neuronal por defecto (RND), una red de regiones cerebrales asociadas con el pensamiento autorreferencial y la imaginación, puede desempeñar un papel en las experiencias disociativas y fuera del cuerpo que caracterizan algunas ECM.

El modelo NEPTUNE añade la influencia de factores psicológicos y ambientales en la probabilidad y la naturaleza de las ECM. Por ejemplo, sugiere que las intrusiones del sueño REM (movimiento rápido de los ojos) y las tendencias disociativas pueden predisponer a las personas a experimentar ECM en situaciones de peligro mortal. El entorno en el que se produce la ECM, como el hospitalario, también puede influir en la experiencia subjetiva, según estos autores.

Referencia

A neuroscientific model of near-death experiences. Charlotte Martial et al. Nature Reviews Neurology (2025). DOI:https://doi.org/10.1038/s41582-025-01072-z

Perspectiva evolutiva

Quizás uno de los aspectos más intrigantes del modelo NEPTUNE es su incorporación de una perspectiva evolutiva. Los investigadores postulan que las ECM pueden haber evolucionado a partir de un antiguo mecanismo de supervivencia conocido como tanatosis o fingimiento de la muerte. La tanatosis, observada en una amplia gama de especies, es una estrategia de defensa que consiste en hacerse el muerto para evitar la depredación. En los humanos, este mecanismo puede haber sido transformado por el lenguaje y la conciencia en las experiencias perceptivas ricas características de las ECM.

En cualquier caso, las implicaciones clínicas del modelo NEPTUNE son de gran alcance. Al proporcionar una comprensión más completa de los mecanismos biológicos subyacentes a las ECM, puede ayudar a reducir el estigma y la ansiedad asociados con estas experiencias.

También puede impulsar el desarrollo de intervenciones terapéuticas para personas que experimentan angustia psicológica después de una ECM. Además, el modelo NEPTUNE ofrece hipótesis comprobables para futuras investigaciones, como estudios de resonancia magnética funcional (RMf) durante un paro cardíaco y la modulación farmacológica de los receptores de serotonina.

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