Tecnología y sociedad

¿El próximo Einstein será un algoritmo? Nace la primera científica artificial que genera conocimiento

No solo ha puesto a prueba la seguridad de los sistemas de IA más avanzados, sino que también ha sacudido los cimientos de cómo entendemos el descubrimiento científico

Primera IA con capacidades científicas humanas.

Primera IA con capacidades científicas humanas. / Designer IA

EDUARDO MARTÍNEZ DE LA FE/T21

EDUARDO MARTÍNEZ DE LA FE/T21

Madrid

Una inteligencia artificial ha concebido, ejecutado y escrito una investigación original que ha sido aceptada en ACL 2025, uno de los foros científicos más prestigiosos del mundo. Zochi es la primera científica artificial reconocida por la élite.

¿Qué pasaría si un científico incansable, capaz de devorar miles de estudios, detectara patrones ocultos y propusiera ideas revolucionarias en cuestión de horas? ¿Y si este científico no es humano, sino un sistema de inteligencia artificial?

Esta es la experiencia de Zochi, una creación de la empresa Intology AI, que acaba de hacer historia al convertirse en la primera IA en lograr que una de sus investigaciones, desarrollada de principio a fin de manera autónoma, sea aceptada en uno de los congresos científicos más prestigiosos del mundo: la Conferencia de la Asociación de Lingüística Computacional (ACL) de 2025.

Este foro es la "cumbre" para los expertos en cómo las máquinas entienden y usan el lenguaje humano, y entrar en él es un logro comparable a publicar en las revistas científicas más selectas.

El trabajo estrella de Zochi se llama "Tempest". Suena a nombre de superhéroe, y en cierto modo, su misión es desvelar las debilidades de otros "supercerebros" artificiales: los grandes modelos de lenguaje (LLM) como ChatGPT. Estos LLM están diseñados con "barreras de seguridad" para evitar que generen respuestas dañinas o inapropiadas.

Lo que hace Tempest es, esencialmente, encontrar "pasadizos secretos" (un proceso conocido como jailbreaking) para que estos modelos hagan cosas que, en teoría, no deberían. Y lo hace con una eficacia asombrosa: Tempest consiguió "engañar" a GPT-3.5-turbo el 100% de las veces y a su hermano mayor, el avanzado GPT-4, en un 97% de los intentos.

Interrogatorio conducido

Este éxito no es fruto de un simple truco. Tempest es sofisticado: en lugar de hacer una sola pregunta trampa, entabla una especie de "conversación astuta" con el modelo de lenguaje. Es como un detective que, a través de varias preguntas aparentemente inocentes, va guiando al interrogado hacia donde quiere.

Tempest va un paso más allá: explora múltiples caminos de conversación al mismo tiempo, como si estuviera revisando diferentes estrategias de interrogatorio a la vez. Si una pequeña frase o respuesta del modelo de lenguaje parece abrir una grieta en sus defensas, Tempest profundiza por ahí, acumulando pequeñas concesiones hasta que el modelo revela información o genera contenido que sus creadores intentaron restringir. Y todo esto lo hace utilizando menos "preguntas" o interacciones que otros métodos conocidos, lo que demuestra su eficiencia.

Como un científico humano

El logro de Zochi va más allá de la proeza técnica de Tempest. El sistema completo es capaz de comportarse como un científico humano: lee ingentes cantidades de investigación previa, identifica lagunas en el conocimiento, formula nuevas preguntas (hipótesis), diseña los experimentos para responderlas, analiza los resultados e incluso escribe el artículo científico explicando sus hallazgos. Cubre todo el circuito de la investigación científica clásica.

Que este artículo haya superado la revisión por pares de ACL –un filtro donde solo alrededor del 20% de los trabajos enviados son aceptados– significa que la calidad y originalidad de la investigación de Zochi está al nivel de la de los mejores investigadores humanos del campo.

Este hito abre un fascinante abanico de posibilidades y preguntas. Por un lado, podríamos estar ante una nueva era donde la inteligencia artificial acelere enormemente el ritmo de los descubrimientos científicos, ayudando a resolver problemas complejos en medicina, medio ambiente o exploración espacial. Zochi, o sistemas similares, podrían trabajar sin descanso, liberando a los científicos humanos para que se concentren en los aspectos más creativos y estratégicos de la investigación.

Generando conocimiento

Por otro lado, surgen debates importantes: ¿A quién pertenece el mérito de un descubrimiento hecho por una IA? ¿Cómo cambiará el papel de los científicos? ¿Estamos preparados para integrar a estos "colegas artificiales" en nuestros laboratorios y universidades?

Lo que Intology ha demostrado con Zochi es que la inteligencia artificial ya no es solo una herramienta que ejecuta tareas, sino una entidad capaz de generar conocimiento original al más alto nivel. Es un paso que nos invita a repensar el futuro de la ciencia y el potencial ilimitado de la colaboración entre la mente humana y la inteligencia artificial.

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