Íker Casillas, capitán de la selección española, fue el encargado de levantar ante los miles de aficionados que llenaban ayer la plaza de Colón la Copa que acredita al combinado nacional como campeones de la Eurocopa, un acto con el que se alcanzó el clímax de la jornada de fiesta que se vivió en la capital de España.

Arropado por todos sus compañeros y del entrenador, Luis Aragonés, el que ha sido nombrado mejor portero del campeonato, recibió el mayor homenaje de la tarde cuando alzó la Copa que España no conseguía desde el año 1964, cuando ganó en la final a Rusia gracias a un gol de Marcelino.

Antes, los protagonistas del mayor éxito cosechado en los últimos tiempos por el fútbol español aparecieron en un autobús descapotable dando saltos entre los vítores de los aficionados que arroparon con calor a sus ídolos. Muchos llevaban desde las 17.00 horas aguantando el bochorno para conseguir ver a los héroes de Viena más de cerca.

La Plaza de Colón se tiñó de rojo para disfrutar de la fiesta con los protagonistas del mayor éxito del fútbol español desde hacía cuarenta y cuatro años. Los cánticos y abrazos entre los futbolistas fueron permanentes. La euforia no se desligó un solo momento de los componentes del equipo nacional, que subrayaron la unión que han mantenido a lo largo de su estancia en Suiza y Austria.

El paso de la ´Patrulla Águila´, compuesta por siete cazas decoraron el cielo de Madrid con la bandera de España al tiempo que los veintitrés jugadores, el cuerpo técnico y los directivos irrumpían en el escenario de Colón, donde más calor ofreció la fiesta.

Toques de humor. Con el humorista Carlos Latre como maestro de ceremonias, desviado permanentemente de un presumible guión por la improvisación continua de los jugadores, el capitán Íker Casillas tomó la palabra en nombre del equipo. El portero menos goleado de la Eurocopa 2008 ofreció el éxito a toda España y subrayó la importancia del técnico Luis Aragonés, al que dio paso al tiempo que invitaba al resto al tradicional cántico con el nombre del preparador.

El seleccionador estaba emocionado. Las miles de personas que abarrotaron el recinto corearon el nombre de Luis. Mantuvo el tipo y contuvo la emoción el técnico, que resaltó el esfuerzo y la unión de todos sus jugadores.

Pero el momento más celebrado de la noche corrió a cargo del también portero Pepe Reina, el gran animador de todos los festejos, de la celebración tras el encuentro y en las horas posteriores.

El meta del Liverpool dejó atrás el cansancio. Y con la voz quebrada por el esfuerzo, el paso de las horas y la escasez de descanso efectuó una particular presentación de cada uno de los componentes de la plantilla española. Con su particular apelativo.

Daba el nombre y el resto respondía al unísono con una ovación y el apellido. El público estalló. Disfrutó. "El triunfo en la Eurocopa les ha trastocado un poco", dijo Luis entre bromas.