La Euroliga firmó ayer uno de los mayores bochornos de su historia al aprobar un nuevo sistema de competición y retractarse, horas después, por no ajustarse a sus propios estatutos por falta de quorum. Un ridículo que iba en claro perjuicio del Unicaja. El club malagueño ganó ayer una batalla fundamental. Votó en contra de la propuesta, que amenazaba con echarle de la máxima competición continental. Movió hilos durante la tarde y por la noche resultó victorioso al anularse lo que, apenas unas horas antes, se aprobó.

En aras de dotar a la competición de mayor estabilidad económica y deportiva -ésa era la excusa oficial-, la asamblea de la Euroliga, reunida en Berlín, aprobó por mayoría simple un plan que iba a transformar a la mejor competición del Viejo Continente en un coto privado.

Dieciséis de sus veinticuatro participantes iban a pasar a ser fijos, socios con una invitación sin caducidad, ni en trienios ni cuatrienios, atendiendo a una serie de méritos. El rasero: tener un gran contrato de televisión, haber disputado el torneo en cuatro ocasiones desde 2000 y un buen aforo en los partidos. Y haberlo hecho bien en el plano baloncestístico. El deporte aún cuenta en este negocio. Es un alivio.

En la asamblea no se habló de nombres ni de equipos que tuvieran su plaza asegurada, pero en los mentideros del básket se daba por sentado que los ´grandes´ de cada país iban a tener su sitio. Y en España eso implicaría que el Unicaja se quedaría sin puesto. Tendrían cabida Tau Cerámica, FC Barcelona y Real Madrid. Un máximo de tres por país. El club malagueño no estaría entre los elegidos.

De hecho, el presidente cajista, Francisco Molina, y el director general, Berdi Pérez, representantes verdes en la reunión de ayer de Berlín, votaron en contra del plan.

Los ´cerebros´ de la idea lo llevaban todo tan bien cocinado que olvidaron sus propios estatutos. Y éstos dicen que cualquier cambio de envergadura necesita la aprobación de cuatro quintas partes de la asamblea. Un quorum del 80 por ciento. Y en la cita berlinesa no se llegó a ese límite. De los 28 votos requeridos sólo 25 lo hicieron a favor. Su gozo en un pozo.

El cambio, como ya avanzamos en La Opinión el pasado 1 de julio, revolucionaría la Euroliga. Una vez acabado el famoso trienio, a partir de la temporada 2009/10, entraría en vigor este proyecto que chocaba contra el interés del Unicaja. Aunque los dieciséis estaban aún por confirmar, todo indicaba que los ´grandes´ impondrían su ley. Maccabi, Panathinaikos y CSKA, que sustentan el torneo con sus millonarios contratos televisivos, quieren que sus otros socios aporten lo mismo: un buen pellizco de las teles.

Y ahí el Unicaja llevaba las de perder. El Tau Cerámica, respaldado por ETB; el FC Barcelona, con TV3; y el Real Madrid, la favorita de TVE, dejaban en un segundo plano al conjunto verde.

La Euroliga, en la ya famosa licencia ´A´, sin límite de años, para un máximo de 16 clubes, estableció que sólo se perdía ese estatus si un equipo no podía competir en la máxima división de su país o si acababa el último en un ranking de tres temporadas en la Euroliga. ¡Imposible! Un traje hecho a medida.

La Licencia B, también a largo plazo, garantizaba para un mínimo de siete Ligas, basada en el ranking de resultados del país en las competiciones europeas, un puesto. La Licencia C era para el campeón de la Copa ULEB. Ahora habrá que volver a negociarlo todo.