Según la agencia oficial Xinhua, la cadena Quanjude, con más de 300 años de historia y donde suelen comer jefes de Estado y Gobierno al visitar Pekín, no quiere causar problemas a los deportistas que se sienten a su mesa, por lo que ha prometido unos ánades libres de sustancias estimulantes.

Los patos, que son criados en centros especiales para que su carne sea tierna y jugosa, deberán superar tres pruebas diferentes antes de poder llegar al horno de leña.

Los centros de crianza han sido, por otro lado, inspeccionados y homologados por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Pekín (BOCOG).

Quanjude espera que los Juegos le sirvan no sólo para hacer negocio entre los 500.000 visitantes que espera Pekín, sino también para dar a conocer su marca en el extranjero, donde quiere abrir nuevos restaurantes (fuera de China, actualmente, sólo tiene establecimientos en Japón y Australia).

El pato laqueado ("kaoya" en chino), originario del este de China, fue durante siglos una ambrosía reservada sólo a la familia imperial, y el origen de su nombre está en el aspecto del plato, ya que la piel del animal cocinado brilla tanto que parece como si estuviera cubierta de laca.