La malagueña Carmen Herrera, deficiente visual, es una luchadora nata. La judoca, dos veces campeona olímpica en la categoría de menos de 70 kilos, demostró una vez más en Pekín que la superación, la entrega y la fuerza de voluntad son sus mejores armas. Además de muchas, muchas horas de entrenamiento. Carmen Herrera ha superado muchas barreras y su valía le ha llevado a revalidar el oro que se colgó en los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004 y volvió a subirse al primer puesto del podio en Pekín 2008.

La yudoca malagueña se enfrentó en la final a la mexicana Lenia Ruvalcaba y tomó la iniciativa durante todo el combate, hasta el punto de que aplicó a su rival dos ´yukos´ y una ´koka´. Carmen es la reina indiscutible de su categoría, una campeona en el deporte y en la vida.

-En Pekín logró su segundo campeonato olímpico tras ganar también en Atenas 2004. ¿Cuál es la receta para seguir siendo la mejor del mundo?

-Mucho entrenamiento y perseverancia. Además es importante no dejar el ritmo de competiciones y concentraciones, no parar de hacer cosas. Las compañeras me dicen que voy a todo y es cierto. Sabía que en Pekín el nivel sería altísimo y tenía que darlo todo en los cuatro años que tenía para prepararme si quería aspirar a algo. Y es lo que hice.

-No regresa a Málaga hasta el día 20. ¿Cómo está viviendo esta experiencia?

-Intensamente. Tanto los días previos a la competición como los posteriores, han sido muy intensos. Antes de competir sentí mucha presión y ahora estoy muy feliz y contenta. Tengo la sensación de haber cumplido de sobra con lo que buscaba.

-Ha hablado de presión y usted llegó a Pekín sabiendo lo que era ganar un oro. ¿Sintió nervios?

-Desde luego. Sentí muchos nervios porque había una gran presión y sabía que había gente con muchas ganas. Pero también tengo mucha confianza en mí misma y en mis posibilidades. Había trabajado mucho para llegar hasta ese momento y antes de comenzar el combate lo único que hice fue decirme a mí misma que me merecía estar allí y que tenía que darlo todo. Cuando comenzó el combate ya sólo me concentré en mi rival y en ganar.

-¿Sintió el apoyo y el cariño del resto de españoles?, ¿cómo es el ambiente?

-Durante mi prueba escuché cómo muchos me animaban desde las gradas. Fue muy emocionante. Se han portado genial y el ambiente es fantástico. No puedo decir nada malo de mis compañeros de aventura.

-¿Qué retos se ha marcado para el futuro?

-En estos momentos no pienso en el futuro. Por lo pronto tengo que llegar a Málaga y ver a los míos, a mi familia y a mis amigos. Entonces me plantearé cosas, aunque ahora lo único que hago es disfrutar del momento.

-¿Cómo es un día en su vida normal?, ¿cómo entrena?

-Los últimos meses sólo me dedicaba al judo. Me levantaba temprano, cogía el autobús y me iba a entrenar hasta la hora de comer, que volvía a casa. A las 17.00 horas volvía a entrenar hasta las 22.00 y llegaba a casa a las 22.45. Eso los días de diario y los fines de semana los dedicaba a competir.