El Estepona apeló ayer a la épica, a la casta y, en parte, a la buena suerte que le había dado la espalda en el partido de ida en Caravaca de la Cruz, donde perdió (3-2) pese a que tuvo hasta dos tantos a su favor en la primera mitad. En una mañana dominical ya histórica, logró el ansiado ascenso a Segunda B con una victoria por la mínima (2-1) que impuso el valor doble de los goles a domicilio.

Fue el colofón a una campaña sobresaliente. Los pupilos de Raúl Procopio, además, sellan su segundo ascenso en un plazo de un año y militarán la próxima campaña en la categoría de bronce del fútbol español donde ya militó el desaparecido CD Estepona.

El protagonista de este éxito ante todo fue el público, porque más de 4.000 personas llenaron las gradas del Muñoz Pérez. Pero en el césped brilló sobremanera el espigado Cuevas, artífice de los dos tantos que equivalen al pasaporte tan ansiado a Segunda B. El primero lo materializó a los tres minutos, de disparo potente que sorprendió a Cabaco.

Con el marcador a su favor los esteponeros dispusieron de varias ocasiones para ampliar el marcador, pero Durán, Catanha y Antoñito no acertaron delante de la

portería. El Caravaca redobló esfuerzos al filo del descanso y empató tras un centro de De la Rosa, que Emilio Rodríguez cabeceó.

Pero el Estepona no se arrugó y nada más iniciarse la segunda mitad volvió a adelantarse. Cuevas lanzó una falta desde el centro del campo y Catanha engañó al portero, en su intento de remate. El balón entró. Más tarde sería expulsado el local Diego Romero y su compañero Óscar Tena fallaría un penalti. El Caravaca bajó los brazos y la fiesta fue absoluta.