Holanda necesitó 36 años y ocho mundiales para infligir a Brasil una dura derrota, de remontada por 2-1, que deja al equipo «Orange» en semifinales y devuelve a casa a un equipo «Canarinho» que avanzaba en el Mundial con paso de favorito.

La magia de Sneijder y Robben, y la desgracia de Felipe Melo, que volvió a jugar, puso un impecable pase para el gol de Robinho, pero anotó en meta propia y se fue expulsado a los 77 minutos, resumen el vaivén de un partido, por momentos bronco, por momentos de alto voltaje, que tiene historia.

Holanda planteó desde el pitido inicial un juego provocador de constante roce personal. Los brasileños, perdieron los papeles. Imagen significativa la de Robinho, en una primera oportunidad, bramando en el rostro de un rival mientras Nigel de Jong, su ex compañero en el Manchester City, intentaba aplacar su ira. La imagen se repetiría en el epílogo del partido, cuando de todo le dijo a Robben.

A los ocho minutos le fue anulado un gol por posición irregular desde la que partió Daniel Alves para servirle el pase. Pero a los 10 minutos comenzó a tallar su condición de figura al recibir libre de marca un pase profundo desde el punto central de la cancha lanzado por Felipe Melo, quien volvió a la formación titular. El balón llegó a la media luna, Robinho avanzó sin custodio a la vista y con pierna derecha y remate seco batió a Maarten Stekelenburg.

Dirk Kuyt tuvo el empate un minuto después pero su disparo al vertical derecho desde la banda opuesta fue desviado al córner por Julio César. A continuación se vio una sucesión de duras fricciones entre piernas azules y naranjas. Por momentos parecía que el árbitro japonés Yuichi Nishimura perdía el control.

La jugada más vistosa salió a los 31 minutos. Robinho se deshizo en una baldosa de De Jong y Van der Wiel, dejó también a Heitinga, y cuando caía por el roce, pasó el balón a Luis Fabiano, que de tijera sirvió en el centro del área a Kaká. El del Real Madrid midió la parábola y la despachó hacia la escuadra izquierda a donde voló con acrobacia Stekelenburg para ahogar el grito de gol.

A los 55 minutos pase de Robben a Sneijder, quien despacha desde la derecha el balón con pierna zurda. El centro no parecía complicar, pero en el aire chocaron por falta de comunicación Felipe Melo y Julio César. Tremendo error compartido. Dolor para el portero que poco había sido exigido y nueva decepción para el centrocampista, malquerido por su juego truculento y quien anotaba en propia puerta.

Brasil no fue más el mismo. Sus zagueros quedaron contagiados de una parálisis que tuvo otra nefasta consecuencia trece minutos después. Córner desde la derecha impulsado por Robben, doble cabeza ante la mirada de los brasileños, primero de Kuyt y después de Robben para anidarla en el fondo de la red, establecer la remontada y comenzar a sentenciar el partido que se anunció como una final adelantada.

Dunga anuncia su adiós

La «era Dunga» ya ha finalizado. El técnico anunció, tras el partido, que deja la selección. Eso sí, repartió culpas y dijo que «la responsabilidad es de todos».