La Presidencia de Nigeria ignorará el ultimátum que le ha dado la FIFA para que antes de las 18.00 de mañana revoque su decisión de suspender por dos años a su equipo nacional debido a su mal desempeño en el Mundial, según una fuente gubernamental que pidió no ser identificada, y que precisó que, al tomar la decisión de suspender la participación de Nigeria en competiciones internacionales, la Presidencia «contó con la previsible reacción de la FIFA» y consideró que no debía «asustarse» ante una posible suspensión.

El Gobierno de Goodluck Jonathan, en cualquier caso, no ha reaccionado oficialmente a la advertencia del secretario general de la FIFA, Jerome Valcke,quien advirtió que «Nigeria ha ido demasiado lejos y será suspendida si no cambia su posición en las próximas 48 horas». El pasado viernes, la FIFA remitió una carta en la que emplazaba al presidente Jonathan a que retirara la suspensión anunciada. La suspensión de la Federación Nigeriana llevaría aparejada la inhabilitación de todos sus equipos nacionales, sus clubes y sus árbitros para participar en competiciones internacionales, así como la suspensión de la ayuda financiera que proporciona la FIFA a todos sus miembros.

Jonathan anunció la decisión de retirar los equipos nacionales de las competiciones internacionales durante dos años debido al bajo rendimiento de Nigeria en Sudáfrica y disolvió la Federación de Nigeria de Fútbol (NFF), al tiempo que constituía un órgano provisional para supervisar el fútbol en el país. Los estatutos de la FIFA y de la Confederación Africana de Fútbol (CAF) prohíben la interferencia de los Gobiernos en materia futbolística, lo que ha ocasionado diversos conflictos en los últimos años con varios países

Polémica FIFA-Estados

La decisión del presidente nigeriano ha reabierto el debate que afecta a la relación entre los estados y la FIFA, que nunca ha estado exenta de polémica, ya que las partes quieren mantener sus posiciones y ambas son conscientes de que se necesitan. No hay fútbol de alto nivel sin que los países organizadores contribuyan en cuestiones fundamentales de infraestructuras o seguridad y tampoco ningún estado puede asumir la organización de torneos importantes al margen de la FIFA.

Uno de los aspectos en los que la institución que preside Joseph Blatter más insiste es en que el fútbol debe resolver sus problemas desde dentro, por lo que rechaza cualquier iniciativa que acuda a la resolución de problemas a través de la justicia ordinaria. Si quien acude a la Justicia es una asociación, le insta a que deponga su actitud y resuelva el asunto en el marco de la FIFA. Si lo hace un club u otra instancia interna, pide a la federación que impida esa iniciativa porque, si no, será ella la castigada.

Un ejemplo de esta situación se produjo en España en 2008 cuando una orden ministerial obligaba a la Federación Española de Fútbol a celebrar elecciones en el mes de agosto por una norma que afectaba a todas las federaciones no clasificadas para los Juegos Olímpicos de Pekín, como era el caso de la fútbol. La federación presidida por Ángel Villar tenía previsto celebrar elecciones en octubre o noviembre. Blatter conversó con el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, al que instó a separar política y deporte y a aceptar las disposiciones internacionales. Finalmente, Villar fue elegido en el mes de noviembre.

En países como Portugal o Grecia también se produjeron problemas similares e incluso la federación griega llegó a estar suspendida. Más tarde, en 2009, se produjo otro caso en Chile cuando el Rangers pleiteó ante la justicia ordinaria por un descenso de categoría. La FIFA pidió a la Federación chilena a que actuara contra el club, o sería la federación la castigada, lo que podría incluso suponer la ausencia de la selección en el Mundial.

La situación más complicada se suscitó en 2008, tras aprobar la FIFA que los clubes tendrían sobre el terreno de juego seis jugadores seleccionables y cinco extranjeros en cada partido. Esta decisión chocó con la Comisión Europea, que expresó su negativa a aceptarla al considerar que provocaba una «discriminación directa de la libre circulación de los trabajadores» en su ámbito. La propuesta de Blatter, que proponía una introducción progresiva de la norma hasta la temporada 2012-2013, obtuvo el rechazo de la Unión Europea, lo que dio paso a un periodo de negociaciones.