David Villa es un tipo familiar. Habla cada noche con su mujer Patricia por el ordenador por donde ve a sus niñas, Zaida y Olalla. Sus nombres están escritos en las botas del máximo goleador en Sudáfrica. Asturiano de pro, Quini y Luis Enrique fueron sus ídolos. Confiesa que también tenía pósters de Pep Guardiola, su nuevo entrenador en el Barcelona.

¿Metió un portátil en su maleta a Sudáfrica?

Sí, es vital para nosotros en las concentraciones. Lo utilizo continuamente para hablar con mi mujer y mi hija mayor, que ya tiene 4 años y extraña muchísimo mi ausencia. Me ve por la cámara y ayuda mucho. También a mí, porque veo a la pequeña. A diario me pongo tras el entrenamiento de noche una horita con ellas.

¿Trajo más películas o series?

De las dos cosas pero soy más de series. Estoy enganchado a Lost. Me quedan sólo dos capítulos y me da pena que se acabe.

Su película y actores preferidos.

Mi película es Braveheart, la he visto unas cuatro veces. El protagonista es mi actor preferido, Mel Gibson. En cuanto a actriz me quedo con Paz Vega.

¿Juega con consolas?

No, soy más de juegos de mesa. Ahora cuando quiero jugar a algo lo hago en el iphone y con mis compañeros soy del grupo de cartas y la pocha. Voy muy bien (risas).

¿Qué libro está leyendo en Sudáfrica?

El símbolo perdido, de Dan Brown.

¿Cuál es su virtud como persona?

Mi padre y mi madre dicen que soy buen chico.

¿Y su mayor defecto a corregir?

Ser más ordenado en casa es lo que me dice mi mujer.

¿Tiene supersticiones?

No soy muy supersticioso. Lo único que hago en cada partido es entrar con el pie derecho al campo.

Su plato preferido.

La fabada. Me valdría cualquiera de entre mi madre, mi suegra y mi mujer.

Un deporte y un deportista.

Tenis y Rafa Nadal.

¿Cuál fue la primera camiseta que le regalaron?

De la selección.

Una imagen imborrable de su carrera.

El gol a Suecia en la Eurocopa.

Una imagen imborrable de su vida.

El nacimiento de mis hijas.

¿Cuándo ha sido la última vez que ha llorado?

En la Copa Confederaciones cuando fuimos eliminados en semifinales por Estados Unidos.

¿Qué le hace perder los nervios?

Que mis hijas griten cuando voy conduciendo.

Su primer recuerdo de un Mundial.

Desgraciadamente el codazo de Tasotti a Luis Enrique en Estados Unidos´94.

Un vicio confesable.

El chocolate.

Su último capricho.

Un Ipad (nuevo ordenador de Apple) para venir a Sudáfrica.

Un símbolo español.

Íker Casillas.

Un ídolo.

Quini y Luis Enrique.

Cuando era pequeño, ¿de qué tenía pósters en la habitación?

Tenía muchos de fútbol. De Luis Enrique, Guardiola o Juanele.

¿En qué sería el mejor del mundo?

En configurar las blackberrys de mis compañeros.

El mejor consejo que le han dado.

Muchos de Quini y de mi padre. Me quedo con el más repetido, que siempre sea yo mismo y nada de lo que viva me cambie.

¿Qué haría si gana el Mundial?

Lo celebraré primero en Colón con todos los compañeros y la afición española. No prometo locuras físicas de raparme y esas cosas, ya estoy muy mayor. Eso sí, lo celebraré por todo lo alto también con mis amigos cuando llegue a Asturias.