España volvió a derrotar a Alemania por 1-0, como en la final de la Eurocopa del 2008, y conquistó el derecho a disputar contra Holanda, el domingo próximo, por primera vez una final de la Copa del Mundo, que tendrá un campeón inédito.

Holanda o España. Para uno de los dos se abrirán en el Soccer City de Johannesburgo las puertas del club de los campeones, hasta hoy reducido a siete equipos: Brasil (5), Italia (4), Alemania (3), Argentina y Uruguay (2), Inglaterra y Francia (1).

España, con un largo rosario de frustraciones a sus espaldas, llegaba a las semifinales por primera vez, y para disputar la última plaza de finalista al equipo de presencia más constante en los 80 años de vida del Mundial. Alemania batía en este partido, el número 98 para la Mannschaft, el récord de presencias mundialistas, hasta hoy en poder de Brasil con uno menos.

La Roja, pese a llegar con la corona de campeona de Europa, estaba, por tanto, mucho más necesitada que Alemania, subcampeona continental pero que ya había jugado doce semifinales en la Copa del Mundo -la tercera consecutiva- y en su sala de trofeos luce tres títulos mundiales.

Desde que rompió el muro de los cuartos de final, venciendo a Paraguay (1-0), España pisa terrenos desconocidos, haciendo historia con cada milímetro que avanza.

Vicente del Bosque alineó a siete jugadores del Barcelona, incluido David Villa solo en punta, dejando en el banquillo a Fernando Torres. España controlaba el balón pero no tenía llegada. Un cabezazo alto de Pujol fue la mejor ocasión española. Alemania sólo tiró una vez a puerta en la primera parte.

Frente a defensas 20 centímetros más altos, como Jerome Boateng o Per Mertesacker, Villa se debatió en una lucha estéril. Pero el partido iba a resolverse de la manera más inopinada: de cabeza y por el centro. En el 72, Xavi Hernández sacó un córner desde la izquierda y, entrando al alimón los dos centrales del Barcelona, Piqué y Puyol, este último conectó un poderoso cabezazo a la red. España dejaba atrás todos sus complejos.

Para Holanda, que eliminó anoche al último equipo sudamericano en liza (Uruguay), la máxima preocupación ahora es mantener la concentración para, en su tercera tentativa, conseguir la ansiada Copa del Mundo.

El seleccionador, Bert van Marwijk, no deja de prevenir contra toda tentación de relajarse después de haber conseguido catorce triunfos consecutivos en partidos relacionados con el Mundial (ocho en la fase de clasificación y seis en Sudáfrica). Con un equipo liderado por Johan Cruyff y plagado de grandes estrellas que pasó a la historia como La Naranja Mecánica, Holanda alcanzó dos veces la final de la Copa del Mundo, pero en ambas ocasiones cayó ante el equipo anfitrión: en 1974 contra Alemania (2-1) y en 1978 contra Argentina (3-1).

Van Marwijk supo que los uruguayos estaban derrotados antes del partido cuando los vio salir al campo, horas antes del partido, con sus cámaras, filmando todo lo que veían. «Había media docena de jugadores, y hablo de titulares, en el terreno de juego con sus cámaras, filmando el estadio, demostrando que estaba felices de estar allí», explicó. La final espera.