La "decisión" del alero LeBron James de fichar como agente libre por Heat de Miami abrió una nueva era dentro del baloncesto profesional de la NBA al romper por completo el equilibrio de poder que se había establecido con el tope salarial.

El presidente de los Heat de Miami, el legendario ex entrenador Pat Riley, hizo posible con su gestión durante las últimas tres temporadas tener el dinero suficiente para reunir a los tres mejores jugadores que se presentaron en el mercado de los agentes libres como son James, Dwyane Wade y Chris Bosh.

James dijo que el factor principal para irse a Miami no fue otro que el de poder ganar un título inmediatamente. Además de poderse unir a dos jugadores que también son grandes amigos y compañeros al estar juntos con el equipo nacional de Estados Unidos, que en Pekín 2008 consiguieron la medalla de oro frente a España.

James, de 24 años, después de haber jugado las pasadas siete temporadas con los Cavaliers de Cleveland, sin conseguir el título de liga, aunque llegó a unas Finales que perdieron frente a los Spurs de San Antonio, ahora tendrá muchas más posibilidades de ver su sueño cumplido.

La llegada de James, ganador de los últimos dos premios de Jugador Más Valioso (MVP) de la liga, a los Heat, convierte al equipo de Miami en el máximo aspirante a ganar el próximo año el título de liga y dar inicio a una nueva dinastía dentro de la NBA.

Mientras, en Miami todo era celebración, incluida la del propio Wade, quien dijo que la llegada de James iba a generar todo una locura, en Cleveland, la decepción también fue completa, al ver como otra gran estrella abandonaba la ciudad sin haber podido conseguir un título de liga.

La decisión de LeBron ha provocado reacciones. El primero en hacerlo de forma sorpresiva y poco amigable ha sido Dan Gilbert, el dueño de los Cavaliers de Cleveland.

Gilbert, a través de una carta que publica en la página de internet del equipo, dedicada a los aficionados nada más conocer la decisión de James, no sólo cuestiona la ética profesional y personal del "King" sino que le envía la versión moderna de la "maldición" de no ganar un título hasta que no se reconcilie con su gente.

"Tengo que decir que me siento personalmente humillado por James y me tomaré sus acciones en el tiempo", amenazó Gilbert. "Por un largo tiempo hemos encubierto el tipo de persona que es, pero esta noche ha quedado reflejado el mismo".

"Nunca fue capaz de devolver un solo mensaje de teléfono ni de texto desde el final de la temporada sin que el equipo fuese informado de su decisión hasta que salió en directo en el programa de televisión para dar a conocer su decisión", explicó Gilbert.

"El auto declarado ex 'King' se llevará la 'maldición' con él al sur", escribe Gilbert. "Y hasta que no haga lo 'correcto' por Cleveland y Ohio, James (y en la ciudad donde juegue) será, desafortunadamente, poseedora del castigo y el mal karma".