La rivalidad siempre ha puesto marco a la esencia del Tour. Para la historia quedan las de Anquetil y Poulidor, Merckx y Ocaña, Fignon y Lemond, Delgado y Roche o Miguel Induráin con Rominger y Bugno, pero al contemplar el presente aparecen Contador y Andy Schleck como ´un duelo´ de largo recorrido.

La competencia es inherente al ciclismo, eso siempre, aunque en este caso la relación entre los dos es espléndida, de hecho coincidieron este año recorriendo juntos las etapas de los Pirineos en este Tour de Francia.

Ambos confirmaron el martes en La Madeleine que el jersey amarillo en París va a ser cosa de uno de ellos. Allí la carrera se convirtió en un ´mano a mano´ y dictó que son los dos jefes de la ronda gala.

Los aficionados al ciclismo necesitan un duelo así para tomar posiciones, decantar su apego, debatir y ladearse hacia un lado o hacia otro. Es como ser del Real Madrid o del FC Barcelona, de Boca o de River, de Alí o de Foreman, de Nadal o de Federer.

Alberto Contador (Astana) y Andy Schleck (Saxo Bank) son muy distintos, aunque les une su juventud y su ambición en carrera, no exenta de elegancia. Tal vez les separa el hecho de que el español es mucho más metódico y, por el momento, mejor contrarrelojista que el luxemburgués.

«A Andy le puedes sugerir lo que debe hacer pero no ordenárselo, a veces es como un niño», dice su director, Bjarne Riis.

Contador es más cuidadoso, más sistemático, más ordenado y más preciso.

Sin embargo, ambos se temen, se respetan y se reparten casi a partes iguales el cariño de los aficionados al ciclismo, aunque Contador es el corredor que más simpatía despierta entre los aficionados franceses al margen de sus compatriotas. Eso es algo evidente nada más llegar a Francia.

La imagen de la lucha entre ambos subiendo las durísimas rampas de La Madeleine ilustra este Tour y refuerza la expectación por este deporte. El público esperó durante horas para degustar durante unos pocos segundos el paso ante sus ojos de los dos corredores del momento.

El luxemburgués se siente ahora mucho más poderoso y cada vez es más insolente con el doble ganador del Tour.

Y en los Pirineos espera el Tourmalet, la montaña más legendaria de la carrera. Allí Contador y Andy Schleck saldrán a escena y medirán su rivalidad. Sin duda, se trata de un duelo que se advierte perdurable.