El golfista Louis Oosthuizen, que en marzo ganó en el Parador de Málaga Golf, conquistó el Abierto Británico en el campo de Saint Andrews. El sudafricano terminó con una tarjeta de 272 golpes (-16), siete menos que Lee Westwood, mientras que el gaditano Álvaro Quirós fue el mejor español al concluir en la undécima posición (-5). Con un golpe más terminaron el castellonense Sergio García y el madrileño Ignacio Garrido.

En cuanto a los malagueños, Miguel Ángel Jiménez y Alejandro Cañizares cerraron su participación con -2 y en el puesto 27. ´Cañi´ disputaba su primer grande y tras tres fantásticas jornadas bajo par (67, 71 y 71) ayer le tocó sufrir (77). Pero ha demostrado que va a dar mucho de qué hablar y cerró un gran debú en The Open.

Oosthuizen logró el mayor éxito de su carrera profesional y lo hizo con una solidez tremenda. El de Mossel Bay firmó cuatro jornadas de leyenda y no dio ninguna opción a ilustres como Westwood o Paul Casey, segundo y tercer clasificado, respectivamente. Junto a Casey compartieron la tercer plaza el joven norirlandés y líder de la primera jornada Rory McIlroy –el viernes perdió sus opciones con una tarjeta de 80 golpes– y el sueco Henrik Stenson.

En cuanto al número uno del mundo, Tiger Woods firmó un torneo más que discreto. El norteamericano sólo brilló durante la primera jornada del tercer major de la temporada y se fue apagando a medida que pasaban los días. Al final, acabó decimotercero con 285 impactos (-3).

Jiménez, de vuelta a casa

Miguel Ángel Jiménez libró ayer una nueva batalla contra el Old Course. Terminó con gesto cansado y algo dolorido, nuevamente, por los golpes del hoyo 13 y el 17. Fueron la cruz del malagueño. Jiménez hizo bogey todos los días en el 13, mientras que en el 17 firmó doble bogey el sábado y el domingo.

La sensación de Jiménez era más amarga que dulce, tras entregar el último día una tarjeta de 73 golpes (+1), para un total de -2. Pero el malagueño se lleva muchas cosas, entre ellas un golpe para la historia que protagonizó ayer en el hoyo 17 de Saint Andrews. La bola cruzó el green y se quedó a escasos centímetros de un muro de piedra. En teoría estaba injugable pero no para Jiménez, que le pegó de manera que la rebotó contra el muro, salió hacia atrás y cayó en el green, a unos seis metros del agujero. Increíble.

«La valoración es positiva porque hemos vuelto a terminar en números rojos, pero quitando eso, es una nueva oportunidad que se escapa en un major», señaló antes de viajar a Málaga.

Miguel fue despedido por la grada con una sonora ovación. El malagueño tiene ahora por delante dos semanas de descanso, antes de afrontar el Bridgestone y el PGA Championship. El siguiente objetivo, según él mismo confiesa, es meterse en el equipo de la Ryder Cup.