Con esta victoria Contador logra su segundo Tour consecutivo y el tercero en su palmarés, consiguiendo así haber vencido en 5 de las 6 grandes vueltas en las que ha participado, y como no podía ser menos con la polémica pisándole los talones.

Contador, que reside en Pinto, Madrid, desde que nació el 6 de diciembre de 1982, volvió a subir a lo más alto del podium en París, tras un Tour en el que el fair-play con su rival Andy Shleck llenó las portadas y los comentarios de todos los medios de comunicación. Aún así el pinteño nunca olvidará cómo fueron sus difíciles comienzos.

En 2004, el corredor madrileño se encontraba disputando la primera etapa de la Vuelta a Asturias, cuando sufrió una dura caída en las cercanías de Infiesto. Tras unos días ingresado y después de incluso haber recibido el alta, volvió a sentirse mal. Al regresar al hospital, llegó el duro golpe: se le diagnosticó un cavernoma cerebral del que tuvo que ser operado.

La vida ciclista de Contador comenzó a los 14 años, cuando su hermano mayor, Francisco Javier, le subió a una bicicleta. Un año después Alberto se inscribió en el equipo de su ciudad, el UNI Pinto, donde en cadetes terminó cuarto en el Gran Premio de San Sebastián de los Reyes y noveno (segundo en la montaña) del Trofeo de Torrelaguna. Su segundo año júnior lo pasó en el RVC Portillo, con el que se impuso en el Trofeo Colmenarejo, el de Paracuellos o la Subida al puerto de Navafría.

Avalado por los buenos resultados de juvenil, Contador dio un salto de calidad y pasó a sub-23 enrolado en las filas del Iberdrola Loinaz, filial de la ONCE de Manolo Sáiz. Fue primero en la Subida a Gorla, segundo en la de Urraki y tercero en la cuarta etapa de la Vuelta a Málaga.

Junto a Manolo Saiz, el de Pinto explotó demostrando que la categoría se le quedaba pequeña. Triunfador en el campeonato de España de contrarreloj de sub-23 y ganador de la Escalada a Montjuic, además de etapas en la Vuelta a Bidasoa y en la Vuelta a Palencia, Sáiz le ofreció saltar a profesionales en el 2003.

Contador no defraudó y llegó su primera victoria entre la elite en la contrarreloj de la Vuelta a Polonia. Junto a su cicerone Saiz, seguirá en la evolución del equipo durante las denominaciones de Liberty Seguros, Wurth y Astana.

Momentos duros

Pero llegó la fatídica primera etapa de la Vuelta a Asturias y la operación del cavernoma cerebral. La recuperación fue lenta. En 2004 ya no volvió a subirse a la bicicleta, pero como él mismo le dijo a su madre sólo tres horas después de ser sometido a la operación: «Querer es poder». Contador regresó a la alta competición en el inicio de 2005. Ya en su primera carrera, el Tour Down Under, en Australia, consiguió la victoria en la etapa reina.

La inoportuna afección cerebral no fue el único contratiempo en la carrera de Contador. En 2006, la investigación de la Operación Puerto alejó a Saiz del ciclismo y a Contador, presente en los documentos del doctor Eufemiano Fuentes aunque no como inculpado.

Las victorias en la tercera etapa del Tour de Romandia ante Valverde y Evans y la exhibición en la etapa reina de la Vuelta a Suiza hicieron olvidar a Contador la ausencia en el Tour de Francia y Johann Bruyneel se fijó en él como sucesor del heptacampeón Lance Armstrong en el Discovery Channel para la temporada 2007.

Entonces llegó la transformación de Contador en un ciclista ambicioso, que no daba tregua a sus rivales. El pinteño se hizo con la París Niza, en la que ganó dos etapas y fue el mejor joven, y con el triunfo en la Vuelta a Castilla León, en la que triunfó en la llegada en el puerto de Navacerrada, antes de ganar el Tour de Francia en su segunda participación.

El triunfo en la ronda italiana dio alas al madrileño. «Prefiero el rosa al amarillo del Tour», dijo entonces, consciente de la gran oportunidad que tenía ante sí de lograr la Triple Corona, y empezó su minucioso plan de entrenamiento para coronarse en la Castellana. A pesar de llegar corto de forma a los Juegos Olímpicos de Pekín, Contador contribuyó al oro de Samuel Sánchez y rozó el bronce en la contrarreloj, pero ese día Levi Leipheimer fue ocho segundos mejor.

En 2009, el ramillete de éxitos del ciclista madrileño no fue menor. Antes de afrontar la salida en Mónaco del Tour, llegaba harto de moral tras su éxito en el Campeonato de España de contrarreloj. El madrileño, que no venció en la etapa inicial, aprovechó su fuerza para imponerse en el lago de Annecy, donde sentenció su triunfo en la ronda gala y logró su segundo triunfo en Francia.

Ya en 2010, se quedó como único líder del Astana, tras la estampida de muchos al nuevo equipo de Armstrong, Radioshack. Alberto respetó el año que le quedaba en el equipo Kazajo y trajo de su mano sangre española que le cubriese las espaldas.