La primera temporada de Liga del año inaugural de la era José Mourinho culminó para el Real Madrid con un segundo puesto y con la sensación de haber perdido el título ante los equipos humildes del campeonato, que fueron decisivos para evitar un cambio de tercio en la hegemonía del Barcelona.

El técnico portugués dirigió con mano de hierro un equipo esculpido a su imagen y semejanza sin permitir interferencias externas e internas. Fue el dueño absoluto de todas las decisiones deportivas e influyó en las extradeportivas. Hacía mucho tiempo que, para bien o para mal, no se veía algo así por la casa blanca.

Y de la mano del luso, el Real Madrid mostró varias caras en el torneo de la regularidad, tal vez el gran fracaso de la entidad blanca en esta temporada. Pese a que acortó distancias con el Barcelona de Pep Guardiola, al que venció en la final de la Copa del Rey y al que discutió las polémicas semifinales de la Liga de Campeones, fue el técnico azulgrana quien se llevó el gato al agua en el torneo que define todo un año.

Fueron los dos encuentros clave de la temporada los que marcaron las diferencias entre ambos equipos. Los dos "clásicos" ligueros mostraron las diferencias entre dos conceptos, y, el Barcelona, con el 5-0 del Camp Nou en el mes de noviembre, dio un primer golpe moral a su rival, al que sentenció definitivamente en el choque de vuelta. El empate (1-1) en el estadio Santiago Bernabéu, acabó con una Liga que los blancos realmente perdieron ante equipos de menor envergadura.

Y es que ninguno de los ocho primeros clasificados, a excepción del Barcelona, consiguió puntuar frente al Real Madrid. Valencia, Villarreal, Sevilla, Athletic, Atlético de Madrid y Espanyol sucumbieron, uno detrás de otro, ante la pegada madridista, que logró marcadores increíbles como los que se reflejaron en el Ramón Sánchez Pizjuán (2-6), en Mestalla (3-6) o en San Mamés (0-3).

Fueron los humildes los que no permitieron una lucha cerrada por el título hasta el último instante. Así se demostró pronto, cuando la escuadra merengue tropezó en la primera jornada con un empate sin goles en Mallorca.

Cuatro después, los blancos repitieron el mismo resultado en el campo del Levante; en la jornada 19 fue el Almería, en su estadio, quien protagonizó el siguiente pinchazo (1-1).

La puntilla final la dio Osasuna en el Reyno de Navarra con una victoria por la mínima (1-0) y después, Deportivo (0-0 en Riazor) y Sporting y Zaragoza en el Bernabéu (0-1 y 2-3), terminaron por confirmar que el Madrid de Mourinho tiró la Liga frente a los clubes pequeños.

En el aspecto individual y estadístico poco hay que reprochar al conjunto blanco. Para el recuerdo, quedarán los 41 tantos de Cristiano Ronaldo, que superó los registros históricos de Telmo Zarra y de Hugo Sánchez, que compartían la mejor marca histórica con 38 tantos en una temporada.

Analizando el computo general de tantos anotados, pese a los debates sobre el conservadurismo de Mourinho y su falta de espectacularidad en el juego, el Real Madrid marcó 102 goles, igualó la cifra lograda por Manuel Pellegrini la temporada pasada y superó la centena por tercera vez en su historia quedándose a un peldaño de los 107 tantos que hizo el conjunto blanco en el curso 1989/1990.

Ahora, la semilla plantada este año parece lista para acabar la próxima campaña con el dominio azulgrana. Ya hay dos jugadores fichados (Halil Altintop y Nuri Sahin) que completarán una nómina de sorpresas agradables como la de Ángel Di Maria o Mesut \u00D6zil, dos de los fichajes que mejor han cuajado en el curso, todo lo contrario que otros que generaron dudas: el futuro en el Real Madrid de Ricardo Kaká, Fernando Gago, Sergio Canales y del marginado Pedro León es, como mínimo, dudoso.