Manolo Preciado falleció ayer a los 54 años víctima de un infarto después de varios días aquejado de un virus y horas después de ser anunciado como nuevo técnico del Villarreal. Preciado, cuyo fichaje por los amarillos fue hecho público el miércoles, iba a ser presentado hoy mismo como nuevo entrenador de los castellonenses en su intento de regresar a la primera categoría del fútbol español. Nacido el 28 de agosto de 1957 en el pueblo de El Astillero, en Cantabria, su pérdida ha conmocionado al fútbol español.

Preciado fue una figura trágica, pasional y llena de vida: un hombre que llamó «canalla» al más mediático de los entrenadores, José Mourinho, para luego acabar tejiendo una estrecha amistad con el portugués. «Un hombre de fútbol», lo describió ayer el seleccionador de España, Vicente del Bosque, poco después de conocer que había muerto. Es la descripción más directa y emotiva que se puede hacer de una persona que en los últimos años se ganó la simpatía y el respeto no sólo de la afición del Sporting , sino de todo el país. También dirigió a Levante y Racing.

Alejado del oropel del fútbol, Preciado, Manolo, modesto ex jugador del Racing de Santander, transmitía una imagen sencilla y sincera, ligada a la ética del trabajo y a valores tradicionales del deporte. Su voz ronca, maltratada por el humo de miles de cigarrillos, su mostacho negro y su discurso claro y directo llegaban a la gente. Su historia trágica –perdió a su mujer y su hijo en apenas unos meses– aún lo acercó más a la gente, los fans, que vieron en su vitalidad un motivo de esperanza.

«Mañana saldrá el sol» fue el título que escogió para su biografía, publicada a finales de 2011. «La vida me ha golpeado fuerte. Podría haberme hecho vulnerable y acabar pegándome un tiro, o podría mirar al cielo y crecer. Prefiero la segunda opción», dijo Preciado, cuyo padre murió el año pasado en otro accidente. Fue entonces cuando recibió la llamada de pésame de Mourinho, el hombre al que había calificado de «canalla» por dudar de su honradez profesional. El gesto del entrenador del Real Madrid quedó grabado en el corazón del técnico español.

«Es un number one», dijo Preciado, dispuesto a volver a empezar igual que hizo casi año tras año en sus cinco temporadas y media en el Sporting, donde llegó en 2006 con el equipo en Segunda. Lo subió en 2008 y lo mantuvo cuatro años. En enero, con el equipo en caída libre, fue destituido después de 232 partidos siendo el segundo técnico más longevo de su historia. Fue su última experiencia en los banquillos.