La III Maratón Ciudad de Málaga pasará a la historia de las pruebas de fondo en la capital costasoleño como la de la consagración del marroquí Abdelhadi El Mouaziz (Cueva de Nerja). A pesar de que llegaba en baja forma y con una lesión de espalda a la carrera donde ya reinó hace un año, ayer logró imponerse a cuantos rivales intentaron seguir su ritmo hasta el kilómetro 17,5. Y lo mismo le ocurrió a la ganadora de 2011, la manchega Gemma Arenas, que encima tuvo como liebre durante media maratón al bicampeón mundial de la especialidad Abel Antón.

Con 947 corredores inscritos y la temperatura óptima para competir, la mañana era propicia para la consecución de buenas marcas. Ni soplaba el viento de la edición anterior ni se esperaban temperaturas superiores a 18 grados. Sin embargo, todo quedó trastocado pronto. A los 50 segundos de iniciarse el recorrido. El vehículo de 101TV que retransmitía en directo la carrera no tomó por error la primera curva hacia el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena, de manera que los corredores, al seguirlo, evitaron alrededor de un kilómetro del trazado oficial. Sólo 20 minutos más tarde, la organización indicaba que las marcas quedarían anuladas por esa incidencia.

Muchos de los participantes, al comprobar por sus cronómetros y los puntos kilométricos que atravesaban, que había existido alguna incidencia en la salida, optaron por disputar la maratón de una forma más conservadora. El ritmo era lento. Al paso por el kilómetro 15, de nuevo en el Estadio de Atletismo -inicio y final para cada una de las vueltas previstas-, hasta ocho hombres acompañaban a El Mouaziz. Éste puso fin a esa aventura compartida muy poco después, de regreso al casco histórico y justo a la altura del edificio principal de la Diputación. Kilómetro 18. El incremento del ritmo fue demoledor. Ni un atleta pudo seguirlo. Y de ahí a la línea de meta, «coser y cantar».

Abdelaziz, nada más convertirse en bicampeón de esta aún joven maratón malagueña -también logró la media maratón de este año-, reconoció que no atravesaba ayer su estado de forma de anteriores carreras. Pero no le hizo falta afinar, si bien es cierto que su tiempo de 2h24:39 dista del 2h19:22 de hace un año. No obstante, las marcas de ayer no serán oficiales hasta pasados unos días, en función de que la Federación Española de Atletismo valide o no el trazado modificado a última hora para que los atletas recorriesen al menos la distancia reglamentaria: 42,195 kilómetros.

En féminas también se impuso por segundo año consecutivo la atleta manchega Gemma Arenas, arropada por un buen puñado de aficionados llegados desde Almagro y, deportivamente, por todo un excampeón mundial de la distancia como Abel Antón. El soriano hizo de «liebre de lujo», una vez que ya había anunciado que no podría completar toda la prueba por falta de preparación. Ambos completaron sin separarse la mitad del trayecto. Y Gemma pudo así rebajar en unos 10 minutos su marca de 2011, hasta fijarla en 2h47:59. Lo jueces decidirán si es oficial.

El marbellí Benítez, segundo en su debut. Lo de Cristian Benítez fue épico. Ayer afrontaba la primera maratón de su vida. A sus 25 años acumulaba un importante número de carreras populares y medias maratones. Quería probarse en la larga distancia, en la mítica prueba olímpica. Y lo hizo por la puerta grande, la del Estadio de Atletismo, la que lo vio pasar segundo, sólo superado por el «quebrantahuesos» El Mouaziz, que a mitad de recorrido ya casi tenía asegurados los 1.250 euros correspondientes al ganador (la mitad de los 2.500 euros previstos si la marca hubiese sido inferior a 2h15). «No me esperaba sentirme tan fuerte. Aunque he llegado con los pies sangrando, por culpa de las ampollas que han empezado a dolerme muchísimo a falta de 3 kilómetros. Es más de lo que se puede soñar para tu primera maratón. A medio plazo me centraré en esta distancia», agregó.