No lo ha conseguido nadie en la Era Open, desde 1968. Ni Agassi, ni el gran Sampras, ni tan siquiera el jugador con más títulos de Grand Slam y todavía en activo, Roger Federer. Rafael Nadal está ante la segunda oportunidad de convertirse en el primer jugador en la Era Open en conquistar un mínimo de dos veces todos los torneos de Grand Slam. Suma trece: Ocho Roland Garros (2005-08 y 10-13), dos Wimbledon (08 y 10), otros dos US Open (10 y 13) y un Abierto de Australia (09). A partir de este martes, ante el local y peligroso Bernard Tomic, tiene la oportunidad de dar una nueva vuelta de tuerca a su inigualable carrera. Antes del 68, sólo el mítico Rod Laver, ganador de once grandes, fue capaz de conseguir tamaña gesta. Pero eran otros tiempos.

El principal enemigo para Nadal será el serbio Novak Djokovic, que afronta un torneo que parece hecho a su medida. Lo ha ganado en cuatro ocasiones, las tres últimas de forma consecutiva, y es el gran favorito para ganarlo una quinta vez pese a que el número uno del mundo es Nadal.

El mallorquín debe afrontar un cuadro mucho más complicado que el de su gran rival. En su camino, además de Tomic, del que dijo que no era el rival soñado para debutar en un torneo de Grand Slam, se han cruzado tenistas de la calidad de Hewitt, Del Potro -ganador en Sidney, precisamente ante Tomic, su rival de mañana- o Murray, todo lo contrario que Djokovic, que tiene en teoría un panorama más despejado para alcanzar la final, la única ronda donde se podría encontrar al número uno.

Nadal afronta este primer gran torneo del año sabiendo que será uno de los pocos en donde pueda sumar puntos que le consoliden en lo más alto de la clasificación ATP. Tras la tendinitis en su rodilla izquierda, unido al síndrome de Hoffa, que le apartó de las pistas durante siete meses en 2012, el ganador de trece grandes defiende una barbaridad de puntos merced a la gran temporada pasada, posiblemente la mejor de su carrera, con diez títulos, entre ellos dos de Grand Slam (Roland Garros y US Open) y cinco Masters 1.000. Su gran campaña le obliga a un auténtico ´tour de force´, donde Australia y Wimbledon, donde fue eliminado en primera ronda por el belga Steve Darcis, se presentan como dos de los pocos torneos en donde puede sumar.

Muy querido en Australia

Australia ama a Nadal como si fuera un jugador australiano. Y en la ciudad donde se duerme con manta en estas fechas, a pesar del verano austral, debido al cambio brutal de temperaturas, su ausencia se hizo notar el pasado año.

Su lesión privó al torneo de uno de los jugadores más carismáticos a quien el público tiene en cuenta a la hora de elegir billete para los partidos, donde el forofo aficionado acude a sus entrenamientos en masa, y donde los medios de comunicación saborean sus sabrosas conferencias de prensa.

El de Manacor acude de nuevo a Melbourne Park, recinto que cumple en esta edición 27 años albergando este grande, tras disputar la final más larga en la historia del torneo en 2012 contra Djokovic (5 horas y 53 minutos). Pero ya antes se había ganado a pulso su fama de guerrero que se niega a doblar la rodilla. Baste recordar las semifinales que disputó en 2009 contra Fernando Verdasco (5 horas y 14 minutos) y después la final contra el suizo Roger Federer (4 horas y 23 minutos) con mareo añadido en el entrenamiento matinal previo al último partido del torneo, y jugando por el título acalambrado al final, con dolores en un gemelo, en el cuádriceps y los isquios.

Ganador del torneo de Doha, su mejor arranque de temporada al hacerse por primera vez con un título en enero, previsor en su dieta para eliminar peso para las rodillas, Nadal jugará como número uno el torneo y acabará como tal, pase lo que pase, con la posibilidad real de aumentar de forma brutal la diferencia de puntos que mantiene con Djokovic.

Imbatido en 21 partidos en Melbourne Park, y con el alemán Boris Becker, seis veces campeón del Grand Slam, revisando cada uno de sus movimientos, el campeón del 2008, 2011, 2012 y 2013 afila sus armas para lograr su quinto trofeo.

A diferencia de otros, Djokovic solo ha participado en la exhibición de Abu Dabi, y después ha seguido al pie de la letra los consejos de ´Boom Boom´ para mejorar su saque y depurar aún más su volea, golpes que le servirán para definir mejor, si se demuestra que el plexicushion de Melbourne Park es más rápido aún que en otras temporadas.

Este último factor, que perjudica a Nadal, favorece a Federer, el jugador que más torneos ha ganado en la historia en pista dura, con un total de 52. Federer cuenta además con otro experto voleador en su banquillo, el sueco Stefan Edberg, con quien debuta trabajando en Melbourne y a la conquista del 18 título grande en su palmarés. Frente a la potencia de estos tres, Juan Martín del Potro, ganador en Sidney, convertido en el segundo argentino en triunfar allí tras David Nalbandian.