­Con 18 años, Patricia Soler dejó su colegio y su equipo de La Presentación para salir de casa y emprender una aventura basada en el baloncesto. La malagueña de 1,85 metros fichó hace tres temporadas por el Conquero de Huelva, de Liga Femenina. Un salto extraordinario, sin red, y con toda la ilusión del mundo. Dejaba atrás a su familia, a sus amigas y el colegio y el equipo donde se hizo mujer y jugadora de básket. «Cuando llovía nos íbamos al gimnasio a hacer sólo bote, porque no había canastas», recuerda ahora la campeona de Europa sub´20 (con 19 años) este pasado verano, una verdadera apasionada de la canasta.

Patri ha hecho historia este fin de semana porque su Conquero se ha proclamado subcampeona de la Copa de la Reina de baloncesto, un hito histórico al que ningún equipo andaluz había llegado jamás. El poderosísimo Perfumerías Avenida de Salamanca acabó con el sueño en la gran final (66-62). «Fue una pena, lo tuvimos muy cerca», recuerda la malagueña. «Ha sido mi primera Copa de la Reina y ha sido espectacular. Para mí todo esto es increíble. Yo vengo de La Presentación, y con esfuerzo y trabajo he podido llegar aquí, mi vida ha estado relacionada con el baloncesto».

«Jamás había pensado que iba a formar parte del primer equipo andaluz que ha jugado la primera final de la Copa, y aquí estoy», dice sonriendo. La suya es una historia de superación y esfuerzo. Nadie le ha regalado nada, especialmente en sus inicios en la elite del baloncesto femenino.

«El primer año en Huelva fue psicológicamente muy duro», confiesa. «Tuve muchos bajones y no dejaba de preguntarme si podía estar aquí. Me preguntaba si servía para jugar en Liga Femenina, pero siempre he sido muy positiva y me he esforzado mucho. Nada es imposible con trabajo», explica.

Pasó de entrenarse en el patio del colegio tres veces por semana a hacerlo a diario en dobles sesiones de trabajo. «El cambio físico fue brutal», admite. «En el segundo año mejoró todo, pero aún seguía adaptándome a todo. Y ahora, en mi tercera temporada voy a más, es la de mis consolidación», explica la malagueña, que este verano vivió otro sueño más.

A sus 19 años fue convocada para el Europeo sub´20 de Turquía. Y España consiguió la medalla de oro. «Fue una gran experiencia. Representar a España en un Europeo y encima quedar campeón... Estar entre las 12 mejores de un equipo superior, sabiendo la cantidad de niñas que se dedican a jugar... Fue algo increíble», dice.

Compatibiliza el básket con sus estudios de un Grado de Deportes, que será la puerta de acceso para estudiar Magisterio en la Universidad. Vive en un piso del club con una compañera y no deja de mirar y de pensar en Málaga.

El baloncesto femenino está en plena ebullición en toda la provincia. En Primera Nacional hay nada menos que cinco equipos: Gamarra, Clínicas Rincón Alhaurín de la Torre, CB Andersen-EBG Málaga, El Palo y Costa Marbella. Y en verano cada vez ocupa más espacio la Liga de Verano femenina en Los Guindos. «Estoy muy contenta de que haya tanto baloncesto en Málaga. Hay muchas jugadores que cuando han acabado júnior no han tenido salida y con el esfuerzo que están haciendo muchas personas se está abriendo un futuro importante y vamos a dar un gran salto». Ella es la punta del iceberg, junto a Marta García (Logroño) y Gema García, en Lugo (Liga 2).