El árbitro malagueño Alejo Gabriel Romero Rodríguez, agredido este pasado sábado en el campo de la Olímpica Victoriana cuando restaban pocos segundos para la conclusión de un encuentro entre equipos de categoría cadete, evoluciona favorablemente del fuerte golpe que recibió en el estómago. «Ya está en casa y parece que se encuentra bastante mejor. Afortunadamente no ha sido grave, lo que no disculpa al agresor», lamentó a este periódico el delegado provincial del Comité Técnico de Árbitros, Juan Carrión.

A sus 16 años de edad, este colegiado es uno de los de mayor proyección en la nutrida cantera de futuros trencillas que albega la provincia. Lo ocurrido este fin de semana no deja de ser, no obstante, un «hecho aislado», porque «cada fin de semana se disputan más de setecientos partidos», remarcó el propio Carrión. El delegado territorial confirmó que el joven árbitro pasó un tiempo tendido sobre el terreno de juego, como consecuencia la patada en el estómago que le propinó un futbolista local. Acababa de expulsar a un jugador cadete da la Olímpica Victoriana, que perdía por 2-5 ante el líder del grupo segundo de la 4ª Andaluza Cadete, el Puerto Malagueño.

Dicha patada fue precedida de un empujón propinado por el propio agresor del árbitro. De inmediato se solicitó la presencia de la Policía Nacional y, una hora más tarde, con los agentes sobre el terreno de juego, Alejo Gabriel fue conducido hasta la Clínica Chip y se le practicaron varias pruebas, al objeto de descartar heridas de gravedad. «Tenía dolores muy fuertes tanto en el abdomen como en su espalda, pero por fortuna la patada no le ha dañado ningún órgano», expresó un testigo a los delegados federativos.

Posteriormente, el árbitro presentó la preceptiva denuncia ante la Policía Nacional, como consecuencia de la agresión. Pero no será la única consecuencia de tales hechos. Carrión confía en que la Federación Malagueña de Fútbol, al igual que ha ocurrido ante agresiones de estas características, dictamine por medio del Comité de Competición la oportuna sanción para el futbolista.

El delegado territorial subrayó ayer que Málaga «es una provincia privilegiada», en cuanto que apenas se han registrado agresiones de carácter grave en el último lustro y «teniendo en cuenta el gran volumen de encuentros que se celebran a lo largo de cada temporada».

Sin noticias del club del agresor. De todo lo sucedido este sábado en el encuentro de cadetes entre la Olímpica Victoriana y el Puerto Malagueño, dos entidades históricas de la capital costasoleña, lo que le produce una mayor indignación a los máximos responsables del fútbol provincial es que el club al que pertenece el agresor ni tan siquiera se haya interesado por el estado de salud del árbitro.

«Hasta este momento no he recibido ninguna llamada del presidente de la Olímpica», manifestaba anoche Juan Carrión, antes del cierre de esta edición. Es sin lugar a dudas lo que más malestar crea entre quienes en el día a día están llamados a ser no sólo formadores de jugadores, sino también de futuros hombres y mujeres. Este aspecto se remarca continuamente en las jornadas que organiza la Federación Malagueña de Fútbol y se vuelve a poner de manifiesto ante hechos tan lamentables.

Mientras tanto, el jovencísimo colegiado Alejo Gabriel Romero Rodríguez estará pendiente durante estos próximos días de los resultados definitivos de las analíticas a las que fue sometido el sábado. «Un garbanzo negro lo hay en todos lados. Ahora es importante que todo el colectivo implicado en este deporte, no sólo desde nuestro Comité de Árbitros, le demos ánimos a Alejo y lo apoyemos. Tenemos que insistir en que es un hecho aislado», finalizó Juan Carrión.

Aunque los responsables de la escuadra local no atendieron la llamada de este periódico anteayer, sí que describió los hechos el técnico visitante, Jesús Pérez. Expresó, por ejemplo, que la madre del futbolista que agredió al colegido se interesó desde un primer instante por el estado del trencilla. E incluso expresó que logró hablar con él y le pidió disculpas en presencia de otras personas. Asimismo, pasado ya un tiempo, hasta el agresor quiso saber sobre el estado del árbitro.