Un año después, siete segundos más tarde. Así se resume el triunfo del keniano Mutai en la sexta Maratón de Málaga. El mismo protagonista, pero esta vez sin récord. Para el próximo año ya ha anunciado que intentará tener «una liebre» que le impida tener cualquier despiste o signo de relajación durante los últimos kilómetros. Porque el encargado de establecer en 2014 la mejor marca de la gran carrera de fondo de la capital costasoleña revalidó su corona con un tiempo de 2 horas, 13 minutos y 17 segundos.

Durante la mayor parte del recorrido iba en tiempos para bajar de las 2 horas y 12 minutos. Pero en el entorno del estadio de La Rosaleda, John Kipkorir Mutai empezó a mostrar cierto agotamiento. No obstante, aventajó en más de cinco minutos a su máximo rival, su compatriota Benson Waweru. Este detuvo el cronómetro, también en mitad de una sonora ovación, en 2 horas, 18 minutos y 34 segundos.

Esta vez tampoco se quedó fuera del podio el marroquí Abdelhadi El Mouaziz, integrante del Club de Atletismo Cueva de Nerja y veterano en cuanto a triunfos en las pruebas populares de la provincia. Cruzó la meta a 36 segundos del segundo clasificado y a cerca de seis minutos del ganador. El primero de los corredores españoles participantes fue Luis Enrique Lérida, al terminar al filo de las dos horas y media.

Ndungu Pennina Wanjiru fue la primera entre las féminas. También con pasaporte keniano, logró establecer un nuevo récord femenino de la prueba: 2 horas, 37 minutos y 46 segundos. Fue además su primera victoria en España. Como en el caso del podio masculino, su triunfo fue bastante contundente, al superar a la italiana Anna Spagnoli en casi cinco minuto (2 horas 42 minutos y 32 segundos). Sí que fue menos apretada que en el caso de los hombres la lucha por este segundo peldaño, porque hubo que esperar siete minutos y siete segundos más para ver aparecer a la tercera corredora en meta. La guipuzcoana Maite Maiora, primera española, fue la encargada de completar el podio.

A partir de ahí, la otra cara de la carrera, un rosario de corredores hasta contabilizar la mayor parte de los 3.750 inscritos: récord de participación. La buena meteorología, con una óptima temperatura y ausencia absoluta de incidencias -ya son historia algunas que marcaron los inicios aún recientes de esta importante prueba popular-.

El presidente de la Federación Andaluza de Atletismo, el nerjeño Enrique López Cuenca, subrayó el «balance muy positivo de una carrera que ha vuelto a llenar de aficionados calles emblemáticas de la ciudad como Larios o Alcazabilla». Las autoridades de la capital también remarcaron el éxito de esta edición. La edil de Deportes, Elisa Pérez de Siles, expresó que definitivamente este año se ha consolidado el Maratón de Málaga como «una de las pruebas deportivas más atractivas».

«El ambiente festivo que se ha respirado en nuestra capital durante toda la mañana y la perfecta organización, estoy convencida de que marcan un antes y un después para próximas ediciones», agregó. La labor de los voluntarios, de los agentes de la Policía Local y de Protección Civil, o la de los propios organizadores, a lo largo de todo un año, también se subrayaron por parte de la edil, la objeto de justificar el crecimiento en cuanto a participación registrado en esta sexta edición.

El directo deportivo de la prueba, Daniel Pérez, tampoco ocultó su tremenda alegría. Argumentó que al récord de participación se le sumó ayer otra marca histórica en cuanto a la gran implicación de la población malagueña al abarrotar las principales arterias por las que discurrió la carrera.

Asimismo sellaron lo ocurrido ayer los embajadores del Maratón de Málaga, Martín Fiz y Abel Antón, que completaron la mitad de la distancia. El primero indicó: «Las bases están puestas para que siga creciendo los próximos años. Es un circuito ideal para que los corredores populares hagan sus marcas».

Abel Antón también insistió en lo que puede venir a partir de ahora: «El Maratón Cabberty Málaga va creciendo año a año y tiene potencial para ser en los próximos años uno de los maratones más grandes de España. La gente se ha llevado una muy buena sensación de esta carrera y le auguro un futuro buenísimo a esta prueba en los próximos años. Será una de las grandes carreras, no sólo en España».

A dichas circunstancias hay que añadirle la cada vez más significativa «fiebre por el running» que se vive en la provincia malagueña.

Los guías de la Maratón

Su labor es oscura, pero son los ojos de los atletas. Se llaman Pacemakers: corredores anónimos que llevan una marca identificatoria para que los atletas sepan qué tiempo final pueden hacer si corren cerca de él. Fueron un total de 24 para que así la información fuera puntual. La seguridad corrió a cargo 180 agentes de la Policía Local y Protección Civil; y unos 750 voluntarios y animadores también prestaron su ayuda.

Voluntarios: mucha agua, frutas y bebidas isotónicas

El sufrimiento de los 42.195 metros se hizo más llevadero al situarse puestos con voluntarios cada 2,5 kilómetros, en el que se repartieron a los corredores todo tipo de bebidas. También, como ocurre desde hace ya tres años, se utilizaron casetas para aliviar cualquier necesidad fisiológica. Se distribuyeron además muchas más piezas de frutas: plátanos, naranjas y manzanas. Esta vez fueron más de 12.000.

Cuidados y mimos para los corredores

Las instalaciones de meta en el Paseo del Parque presentaban una especie de campamento para atender a aquellos atletas que sufrieron calambres o necesitaron de otras ayudas. Ocho médicos, 16 enfermeros y auxiliares, ocho podólogos y hasta 34 fisioterapeutas atendieron a los atletas que requirieron de sus manos para curar alguna ampolla o masajear los cargados músculos.

Bebidas por un tubo

Coca Cola en Málaga repartió entre los participantes miles litros de bebidas, entre ellas 4.000 botellas de Powerade, y 1.500 botellas degustaciones de Aquarius (ya se doblaron el pasado año respecto a 2013), distribuidas por los diferentes puntos de avituallamiento. También se entregaron 500 latas de refresco entre los voluntarios y otros 150 en la zona VIP del recinto situado junto a la meta.