Hace unas semanas, el riojano afincado en Málaga desde los 12 años, Fernando Fernández se subió al tercer escalón del podio en el Europeo de Lille (Francia), consiguiendo de esta manera una valiosa medalla de bronce en un torneo donde se presentaron alrededor de 700 participantes, de ambos géneros. A sus 39 años de edad, el deportista lleva practicando esta disciplina desde los cuatro y actualmente compagina los torneos al más alto nivel competitivo, con varios logros en los últimos años, junto con la enseñanza que le da a niños y adultos sobre este deporte de contacto.

El arte marcial japonés del judo es un deporte tal vez minoritario en España, algo desconocido, donde reinan el fútbol y el baloncesto, pero «todos conocen a alguien que se dedica a judo en su círculo cercano», comenta Fernando Fernández en declaraciones a La Opinión. El judoca empezó a practicar este deporte a los cuatro años de edad, y actualmente, con 39 años, compagina los torneos con la enseñanza física y psicológica de los valores y disciplina del judo.

Una medalla de oro en la Copa de España Internacional de Barcelona, una de bronce en la Copa de España en Brunete y la última conseguida hace unas semanas, la medalla de bronce lograda en la ciudad francesa de Lille, cuelgan en la trayectoria de Fernando, que ya piensa en su próximo objetivo, el Campeonato de Londres.

La vida profesional de un judoca, normalmente, acaba a los 27 o a los 28 años de edad. En este caso, Fernández lo dejó por motivos de trabajo, pero el espíritu del competidor pudo con él y le dio ganas para volver a la competición y superar sus antiguos logros. El torneo de Lille, donde participaron 26 españoles, le llevó a subirse al tercer puesto del podio.

Esto no es todo. No todos los judocas pueden vivir solamente de los torneos en los que compiten, por ello la mayoría lo compagina con actividades secundarias para ganarse el pan día a día. Por este motivo, Fernando da clases de judo a alumnos desde los cuatro años hasta adultos en el Club Judo Málaga (situado en El Palo) y además imparte clases en Colegio Teresianas, Novaschool Añoreta y Novaschool Benalmádena. «Yo tengo la suerte de dedicarme a lo que más me gusta y encima practico deporte. Hay otras facetas en el judo que no son solo competición, sino valores», dijo Fernando sobre las clases. Fernández afirma: «A los jóvenes judocas yo les digo que disfruten de lo que hacen, yo empecé judo por mi padre, ahora es una forma de vida».

El ejemplo de Fernando es el caso de muchos deportistas que consiguen logros a máximo nivel y poca gente lo reconoce. Colgarse un bronce a los 39 años no es nada fácil. En ninguna disciplina. Fernández es el ejemplo perfecto de que no importa la edad para triunfar.

@Kuba4pl