La triatleta malagueña Patricia Bueno ya nos tiene acostumbrados a grandes gestas. Pero la de este fin de semana en tierras gallegas trasciende los límites del sacrificio, puesto que en el tramo en bicicleta sufrió una fractura que no le impidió completar la prueba a pie con evidentes síntomas de dolor y sin que ninguna competidora la alcanzara en meta.

Un gato se le cruzó en el trazado rodado justo en una de las zonas más rápidas del IM Northwest Triman Galicia, cuando lideraba la carrera y circulaba a más de 50 kilómetros por hora. Ahí dio con sus huesos en el suelo y, aunque uno de los dedos se llevó la peor parte -luego se comprobaría que lo tenía roto-, tuvo que hacer de tripas corazón para continuar en ruta.

La corredora del Triat-Alandalus venció con un tiempo de 10 horas 19 minutos y 39 segundos. Estuvo casi tres horas y media recorriendo el tramo a pie con el dedo fracturado, pero nada más atravesar la línea de llegada tuvo la alegría adicional de reencontrarse con su pareja, el también malagueño Iván Tejero, que había logrado también la medalla de oro en la prueba de media distancia (4 horas, 10 minutos y 39 segundos invirtió en su caso).

Cerca de 600 deportistas se dieron cita en la localidad de As Pontes, ya grabada para siempre en la memoria de Patricia Bueno: "Es de estas pruebas que te hacen más fuerte. De las que te hacen confiar aún más en ti y te hacen ver que puedes llegar lejos. Es un triatlón que te enseña a no tirar la toalla, a mantener la cabeza fría pase lo que pase. Verdaderamente esta prueba es de las que te dejan marcada para toda la vida", explica a este periódico.

"El día se levantó con frío y despejado, pero poco a poco cambiaría a nublado, con más frío y algo de lluvia. Cubrí la natación en mi línea. Me fui detrás de un grupo porque no veía nada y cuando me di cuenta estábamos muy lejos de la boya. Tocó rectificar. Menos mal que el tramo en bicicleta fue espectacular. Al principio me vi un poco agarrotada por el frío, pero cada vuelta iba mejor. Sin dolor de piernas y más fuerte". Así resume la primera fase de la prueba.

Pero llegó la última vuelta sobre las dos ruedas y llegó su peor trago en años: "Iba por una bajada con curva y allí apareció un gatito, imposible de esquivar. Nada más levantarme y poner todo en su sitio me doy cuenta de que el desviador está pegado a la rueda lenticular. Rozando. Me bajé para tratar de moverlo, pero no había manera. Menos mal que pasó Javichín Pérez Bouza y no dudó en parar para ver si estaba bien. A él le estaré eternamente agradecida", relata en primera persona la triatleta malagueña.

Lo peor para el coco estaba aún por venir: "Salí de nuevo a full y me di cuenta de que tenía la mano ensangrentada y el dedo gordo ya me empezaba a doler horrores. Cada vez lo veía más hinchado y encima me costaba cambiar y hasta frenar. Pero mis piernas estaban en su sitio y era lo único que necesitaba para continuar". La narración sobre cómo tuvo que cambiarse para el tramo a pie es compleja, puesto que no sabía ni cómo ponerse los calcetines y las zapatillas.

Patricia Bueno aún tenía que enfrentarse a tramos empinados de carrera "casi infernales", especialmente en la última vuelta. Pero Manuel Galisteo Torres le había dicho que tenía que bajar de 10 horas y 28 minutos y no estaba dispuesta a defraudarle. Durante la jornada de este lunes, de vuelta a casa, la carretera le ha vuelto a mostrar hasta qué punto tiene huesos tocados: en la parte baja de la espalda, los hombros, etc. La fisura en la base del dedo gordo está escayolada. El casco vuelve roto. Sin embargo, la triatleta se muestra como "la más feliz del mundo". Ha superado una de las carreras más duras de su vida. Y en el horizonte ya espera Hawaii. Ya nadie podrá negar que Málaga tiene una "superwoman", apellidada Bueno y de nombre, Patricia.