Alexis Ruano era todavía un pipiolo cuando dejó el Málaga CF, con 21 añitos. Comenzaba a destacar, se le veían hechuras de selección y el Málaga, tieso por aquel entonces, no dudó en mandarle al Getafe por un par de millones de euros. Alexis se ha hecho un hombre lejos de casa, aunque siempre está muy atento a su Málaga. Como aquella vez con el Valencia, donde militó tres temporadas, y marcó un gol en la última jornada de Liga que salvaba matemáticamente al Málaga. Era la temporada 2009/10. Después incluso fichó por el Sevilla y luego regresó a Getafe, donde en el pasado mercado invernal fue traspasado al Besiktas turco, en el que ha hecho historia. El equipo estambulí se proclamó campeón de Liga con un Alexis asentado en la titularidad en el centro de la zaga. Comenzó la pretemporada hace un par de semanas, un curso ilusionante y alucinante, en el que volverá a disputar la Liga de Campeones. Un sueño a sus 30 años. Una ilusión tremenda que el pasado fin de semana vivió momentos de tensión y miedo.

«Hemos pasado unos días muy complicados, la verdad», resume el central, desde la casa de su compañero José Sosa, a la que se ha mudado provisionalmente hasta que la situación, tras el fallido golpe de Estado, se estabilice. Precisamente el argentino José Sosa se encuentra en pleno conflicto con su club. El futbolista pidió públicamente hace unos días en su cuenta de Twitter que el Besiktas le ceda o le venda por el miedo que vive en el país. Y es que se viven días convulsos en la gran urbe estambulí, tras el atentado en el aeropuerto internacional Ataturk, en el que murieron 44 personas, el pasado 28 de junio. Tres semanas antes, un coche bomba había estallado en el Centro histórico de la ciudad turca y había causado 11 víctimas mortales.

El levantamiento militar ha sido la gota que ha colmado el vaso, aunque Alexis narra que «poco a poco» se recobra la normalidad. «Lo pasamos muy mal. Ves la tele y no entiendes nada. El país se quedó parado, se cerró hasta el aeropuerto. No se podía salir de casa. En el club nos pidieron que no saliésemos. Suspendieron el entrenamiento de la mañana siguiente al golpe de estado, aunque por la tarde volvimos a entrenar». Alexis se encuentra, por ahora, solo en Estambul. «Mi mujer y mi niña están en Málaga, con la familia, porque el miércoles nos vamos a Austria a hacer la parte dura de la pretemporada y ya vendrán más adelante, pero imagínate el susto del viernes... Llamando a mi familia, a mi padre, a mi madre, los amigos...», relata el malagueño, que vive en la parte asiática de Estambul, «cerca de la ciudad deportiva del Besiktas».

«Ahora tenemos que tener la cabeza fría, no es momento para otra cosa. Poco a poco se va tranquilizando. Nos quedamos en casa y no salimos por precaución, pero esto mejorará. Nos dedicamos a jugar al fútbol, que es lo nuestro. Yo tengo dos años más de contrato en el Besiktas, acabamos de inaugurar un estadio muy bonito, somos los campeones y vamos a jugar la Champions, así que toca estar tranquilos», insiste el central malagueño.

Desde la distancia, Alexis sigue muy pendiente de «su» Málaga y de todo lo que se cuece en La Rosaleda. «Desde que me fui siempre lo he seguido, estoy al día. Ojalá que les salga todo muy bien. Han fichado buenos futbolistas, jóvenes, y espero que hagan una buena temporada».

Todavía con el susto en el cuerpo y en el epicentro del conflicto turco, un malagueño, un ciudadano del mundo, «más tranquilo ya» tras el golpe de estado y un fin de semana realmente complicado, confía en que la situación se normalice para, simplemente, poder jugar al fútbol.