La selección española está en «obras». Nada raro, nada preocupante, nada que nos haga pensar que el sueño olímpico de repetir final esté fuera del alcance de este equipo. El «arquitecto» de este nuevo edificio 2016 ha llegado tarde y eso se nota una barbaridad. Pau Gasol y los problemas burocráticos de su seguro médico han provocado un retardo en el permiso de obras. Y a esto hay que sumarle que el aparejador principal, Marc Gasol, recibió ayer confirmación oficial de su ausencia olímpica. Más las idas y venidas de gente importante. El servicio de catering del Chacho Rodríguez se ausentó para firmar su contrato NBA. A Willy Hernangómez, el de la hormigonera, le pasó lo mismo. El pintor Álex Abrines se encuentra ahora en pleno lío de contratos también, fuera del equipo nacional. El propio Víctor Claver tuvo que abandonar de urgencia la concentración el martes para ir a Barcelona... Un lío. Y la casa, unos zorros.

Y en ese follón monstruoso, con la tarea además de edificar bases sólidas que no se caigan en Río de Janeiro, a España se le ha hecho algo tarde. Insisto, nada preocupante. Mucho menos por lo visto en un arranque de partido espectacular. Con 9-2, a 6:14 del primer cuarto, Jonas Kazlauskas tuvo que parar el partido. Su «cinco» inicial, experimental por fuera, con Juskevicius y Seibutis, hacía aguas. Ricky, que regresó tras un golpe en la rodilla, manejaba el partido. Encontró dentro a Willy Hernangómez, que pudo comenzar a experimentar lo que le espera en la NBA, ante un Valanciunas que ya tiene galones en Toronto Raptors. Pero España sabía lo que quería, a qué jugaba, y Lituania no era capaz de verlas venir: 16-4.

Cuando el Carpena dio su primera gran ovación de la noche, España mandaba 22-8. Pau Gasol, a 1:49 del final del primer acto, hacía su aparición por primera vez en esta fase preolímpica. Por fin había llegado el seguro de la NBA y el pívot de los Spurs entró en acción. Kazlauskas ya había echado mano de un quinteto más lógico, con los dos «malagueños», Kuzminskas y Sabonis, y eso le sirvió para recortar. Se había visto con una máxima en contra de 20-4, pero recortó, con los errores en el tiro libre español, los fallos de Claver y un triplazo de Kuzminskas, a un menos preocupante 23-15 al final del primer acto.

Del 20-4 se pasó al 22-17. La diferencia entre los dos equipos se acercaba más a este resultado que al anterior, especialmente porque, aunque suene a chiste, la presencia de Pau Gasol penalizó al equipo español. Puede que sea la primera vez que esto ocurra desde que el catalán se vistió por primera vez la elástica nacional. Pero lo cierto es que Pau está mal de forma. Se le vio lento, impreciso y sin la chispa y el «puntito» que da la competición.

Gasol dejó de competir allá por el mes de abril, ya que sus Bulls no se metieron en los play off. Y más de dos meses sin jugar, sin competir, se nota. Se le ve fino, en su peso, bien en ese aspecto, pero lento en los movimientos. Su cabeza funciona más rápido que sus piernas. Nada que el tiempo no cure, desde luego. Ayer en el Carpena no había nada que perder. Tenía que jugar, tiene que jugar. Debe acumular minutos de aquí a que comiencen los Juegos para recuperar esas sensaciones que ha perdido por ahora.

Por eso, Lituania se aprovechó. Kuzminskas le sacó brillo a los aros del Martín Carpena, esos que tantos van a echarle de menos, y la muñeca de Seibutis puso un apretadísimo 34-32. Eso no le importó a Scariolo. El italiano sabe mejor que nadie que ahora es tiempo de probar, de repartir minutos, y que cada uno vaya adaptando su rol. San Emeterio y el chaval Abalde disfrutaron de minutos. Incluso Scariolo rotó a sus tres bases: Ricky, primero; Sergio Rodríguez, después; y Calderón, más tarde. Un triple del extremeño cortó la sangría de «La Roja» -ayer de azul con una equipación chulísima-, pero la vuelta de Valanciunas volvió a nivelar el partido. Tanto, que Lituania llegó a poner el empate en el electrónico: 39-39. Así se llegó al descanso.

Y tras él, Scariolo puso al que probablemente sea su «cinco»: Chacho, Llull, Rudy, Mirotic y Gasol. Pero no hay química aún, no hay magia. Pau falló una, dos y hasta tres veces debajo del aro, y los bálticos pusieron la máxima: 44-52. El trío arbitral embarró el partido con faltas innecesarias, con dos técnicas y España no fue capaz de entrar en partido: 46-53. Scariolo puso más «testiculina», con Felipe; y más defensa, con Ricky. Y fue un buen punto de inflexión para pensar en remontar el partido: 51-53. Scariolo usó defensas alternativas, con una 2-2-1 presionante, y España se quedó en 59-62, con interesantes piques.

Pero el parón al último cuarto no sentó bien. Al equipo se le vio un puntito por debajo de Lituania, como a su merced. El partido era feo... 44 faltas en 32 minutos. Con Kuzminskas de «cuatro» y Sabonis de «cinco», hubo demasiadas aventuras solitarias en España, poco juego de equipo, mucho uno contra el mundo. Con 63-69 a 4 del final entró Gasol. Lituania echó de menos la templanza de su base titular, Kalnietis, baja, y España, en este cuerpo a cuerpo final, se agarró a sus opciones: 69-69, a 2:26. Valanciunas y un mal palmeo de Gasol lo pusieron imposible (69-74). El triple final de Llull sólo pudo poner el definitivo 76-78. España está en obras. Llega algo tarde, va justita.