El Leganés y el Villarreal empataron sin goles en Butarque en un duelo de mucha brega y poco fútbol donde las acciones ofensivas fueron aisladas, anécdotas entre dos buenos planteamientos tácticos.

Salió de inicio el Leganés con un dibujo distinto al de los choques previos. Cinco fueron los defensas, uno de ellos el habitual centrocampista David Timor. Por detrás Iago Herrerín, recién llegado para ocupar la portería en detrimento del lesionado de gravedad Jon Ander Serantes. En cuanto al Villarreal, eligió a Rodrigo para suplir al siempre fundamental Bruno Soriano.

Serios ambos sobre el césped, fluyó poco el juego. Solo el Leganés intentaba algo apoyándose sobre todo en Darwin Machís. La distancia entre Gaspar y Castillejo en el costado diestro visitante le permitía al venezolano moverse con soltura y explotar su velocidad. Un peligroso centro suyo a punto estuvo de cabecearlo Luciano.

Fue la única acción que despertó alguna reacción en la grada más allá del reclamo de un posible penalti por mano de Víctor Ruiz que parecía involuntaria. En el bando contrario, lo intentó Roberto Soriano con dos latigazos desde lejos que apenas sirvieron al arquero para calentar las manos.

El resto faltas, balones parados con poca maldad, interrupciones y tarjetas. Cinco en total mostró el colegiado Melero López antes del descanso, hecho este que sirve para ilustrar la intensidad del partido en sus cuarenta y cinco minutos iniciales.

De vuelta al verde, se vio a los castellonenses más sueltos y voluntariosos. Castillejo comenzó a demandar protagonismo en la zona de ataque, probando suerte con un buen impacto que obligó a una buena intervención de Herrerín.

Fue un espejismo porque pronto volvió el encuentro a la tónica anterior. El dominio de los de Escribá se fue diluyendo, creció la igualdad, se complicó la circulación y siguieron cayendo las cartulinas.

Necesitaba la tarde algo que hiciera saltar la chispa, que desperezara a los dos contendientes. En busca de ese elemento diferenciador los entrenadores dieron entrada a Bakambu, Unai López, Dos Santos y Guerrero.

Futbolistas todos ellos móviles en el plano ofensivo, capaces de desnivelar un duelo, pronto se contagiaron de lo que les esperaba en el rectángulo de juego y tampoco lograron hacerse notar en un día poco llamado al lucimiento.

Solo Unai con un remate desviado en el segundo palo y Dos Santos con un tiro que desvió Herrerín estuvieron cerca del gol. Mención especial para el portero, que en el día de su debut y sin apenas entrenamientos encima se mostró muy seguro para tranquilidad de la grada blanquiazul.

Al final solo la lesión de Castillejo, que se marchó cojeando y con lágrimas en los ojos tras una acción en el centro del campo, rompió la monotonía. Una preocupación para el Villarreal, que sigue buscando las buenas sensaciones que ha perdido a lo largo de las últimas semanas. El Leganés, por su parte, vuelve a puntuar y coge aire.