Alejandro Davidovich Fokina es ahora mismo el malagueño más feliz del mundo. Con 18 años, acaba de ganar su primer Grand Slam júnior nada más y nada menos que en Wimbledon. Con una victoria por 7-6 y 6-3 en la final al argentino Axel Geller, bate dos récords históricos. El primero, convertirse en el segundo español en la historia en ganar Wimbledon júnior. Y además, justo cinco décadas después de que lo lograra Manuel Orantes, primer español en conseguirlo. El segundo récord tiene menos peso a nivel institucional, pero es igualmente valioso para el malagueño. Ha superado a Rafa Nadal. El mallorquín, el tenista español más laureado de la historia, nunca llegó a colarse dentro de la final de esta competición. En 2002 cayó en semifinales ante el argelino Lamine Ouahab, justo antes de dar el paso a profesional.

Davidovich, de padre ruso nacionalizado sueco y de madre rusa, dice sentirse muy español. En las declaraciones post partido, afirmó que jugaría con España aunque viniera Rusia a llevárselo. Y es que el joven caleño, a pesar de su aspecto físico y su descendencia rusa, es muy, pero que muy malagueño.

Es usted el segundo español en la historia en ganar Wimbledon júnior, algo que no ocurría desde hacía 50 años. ¿Cómo se siente?

Todavía asimilándolo. He hablado con mi familia, con mis amigos, todos me han felicitado. Poco a poco me voy dando cuenta de lo que he logrado. Aún no me lo creo. Ha sido como una especie de shock.

Ha tenido una cena de campeones con Federer y Muguruza entre otras figuras del tenis. ¿Qué tal estuvo?

La cena ha sido espectacular. Garbiñe (Muguruza) estaba increíble y estuve hablando con Federer un poco. Con Conchita Martínez también estuve hablando un rato. Me tomé fotos con todos. Me hubiera gustado que estuviese Djokovic para conocerle.

¿Qué le dijo Federer?

Solo hablé con él un rato pero me felicitó como todo el mundo. Todavía estoy asimilando haber ganado y me están llegando muchas felicitaciones de gente que todavía me cuesta creer.

Banderas ha hablado de usted en Twitter y le ha felicitado también. ¿Cómo se siente ganándose un nombre entre los malagueños que le acaban de descubrir?

Genial, aunque tampoco pienso mucho en eso. Me ha encantado que Antonio Banderas me felicite. También me han felicitado otros que no me esperaba.

¿Como quién?

La Casa Real, por ejemplo. Es increíble. Todas las felicitaciones de personas importantes que me llegan y que saben quién soy... es algo genial.

Dice que Novak Djokovic es su jugador favorito. ¿Por qué?

Tiene un juego muy parecido al mío y me gusta bastante desde que era joven. Federer y Nadal también me gustan pero con el que más me reflejo es con él (Novak), con su estilo ofensivo. Yo tengo un juego muy agresivo. Me gusta mucho atacar a la bola, acabar los puntos en la red, siempre ir arriba. Aunque si tengo que defender también remo atrás.

Además de Federer y Muguruza, ¿a qué otros grandes del tenis conoce?

Estuve entrenando con Thiem en Wimbledon, sí que conozco a otros grandes tenistas. Pero a Djokovic todavía no (se ríe).

En 2012 tuvo un desprendimiento de cartílago en la rodilla. ¿Sigue molestándole?

No, no. Eso está totalmente superado ya. Me recuperé de ello y aunque después me molestó algo, ya no tengo nada.

Hace dos años, en una entrevista a La Opinión, decía que su objetivo principal es llegar cuanto antes a la élite. ¿Ha cambiado eso ahora?

Lo mismo. Estoy en una forma genial y quiero seguir compitiendo para llegar lo más alto posible.

¿Y qué objetivos tiene a corto plazo?

Al haber ganado Wimbledon el calendario ha cambiado. Tengo que llegar a Málaga, procesar todo esto y sentarme a planear todo con mi entrenador (Jorge Aguirre). Claro que quiero llegar a la élite, aunque todavía queda.

Ha ganado Wimbledon júnior habiendo jugado en hierba únicamente siete veces. Es algo notable.

Genial. Tuve dos semanas en una forma muy buena entre Roland Garros y ahora Wimbledon. Me siento genial, en una forma muy buena. Me vine dos días antes para entrenar. Estuve muy cómodo en la hierba y resulta que he ganado. Pero me adapto en cualquier tipo de terreno.

En un mes ha pasado de estar en el puesto 806 del ránking ATP al número 556, 250 puestos de diferencia.

Sí, estoy teniendo un muy buen mes (se vuelve a reír).

¿Y qué hace cuando no está entrenando?

No tengo tiempo de hacer muchas cosas. Empiezo a entrenar a las ocho y media y vuelvo a mi casa a las siete. Vivo en un piso compartido y llego tarde de entrenar. Llego a mi casa por la noche, compro algo y me hago la cena. De vez en cuando quedo con los amigos y familiares, pero no tengo mucho tiempo. Sobre todo como y descanso.

¿Qué piensa hacer con el trofeo? ¿Dónde lo va a poner?

Lo llevo bien agarrado y no lo pienso soltar hasta que llegue a Málaga. Después lo tendré que llevar a mi casa para que mi madre lo ponga en el salón, si no me mata.

Ahora la gente le van a seguir con mucho más interés.

Bueno, no quiero pensar en eso ahora. Quiero mentalizarme para lo que venga en el futuro.

Le toca gestionar bien el éxito, ¿no?

Ahora no hay que agrandarse ni nada parecido, es un júnior y quiero jugar el pro ahí y ganar.

Le he escuchado decir que tiene claro querer jugar con España aunque le llamen de Rusia.

Sí, sí. Uno de mis sueños es jugar la Copa Davis con España. Yo soy malagueño y español a pesar de que a veces me paren por Málaga y me hablen en inglés (ríe).

¿Qué es lo primero que va a hacer cuando aterrices en Málaga?

Celebrarlo con mis seres queridos y descansar ante todo para empezar la planificación con mi entrenador con muchas más fuerzas y ganas.