Con dos operaciones en las rodillas y otras dos en los hombros a cuestas, la última de ellas sufrida en la prueba final de la pasada Copa del Mundo (Suiza), el mijeño Regino Hernández tiene alma de torero. Y es que, los snowboarders y los matadores guardan cierta similitud a la hora de convivir con las lesiones y cornadas. Ambos gremios hablan de ellas con naturalidad, asumen que conviven con ellas en su día a día y una vez recuperadas las olvidan y siguen hacia delante.

Una filosofía imprescindible para mantenerse en la élite de este deporte en a modalidad de boardcross (carreras de seis competidores en un circuito con peraltes y saltos), donde Regino Hernández es subcampeón del mundo por equipos (Sierra Nevada 2017) y ya acumula dos Juegos Olímpicos a sus espaldas (Vancouver 2010 y Sochi 2014).

Regino, nacido en Ceuta pero malagueño casi desde la cuna, reapareció la semana pasada en la primera prueba de la Copa del Mundo en Bariloche (Argentina) con un meritorio séptimo puesto. Y es que, el malagueño ha estado tres meses recuperándose de su último percance, donde se fracturó la clavícula y se rompió el tendón supraespinoso. Una lesión que sólo le ha permitido tener dos semanas de pretemporada, donde Regino ha retomado sensaciones sobre la tabla en las montañas de Chile junto a su compañero Lucas Eguibar y el francés Pierre Vaultier, grandes dominadores de esta disciplina en los últimos años.

Pero esta temporada, además de disputar todas las pruebas de la Copa de Mundo, Regino tiene marcado en rojo el mes de febrero, donde se disputa en Pyeonchang (Corea del Sur) los Juegos Olímpicos de Invierno. El rider malagueño va a por todas en los que serán sus terceros Juegos, pese a que su última lesión le impidió reconocer in situ el circuito olímpico al que se enfrentará.

«Mi único objetivo es la medalla de oro. Voy a ir a por ello, hay que ser ambicioso. Los Juegos son especiales, te lo juegas todo a una carta en dos días de competición, clasificatorias y finales», asegura Regino a La Opinión, que en unos días se marcha junto a la Federación Española a Los Alpes suizos para seguir con su preparación hasta que se reanude la Copa del Mundo en diciembre.

A sus 25 años, el malagueño ha alcanzado la madurez después de más siete años dedicado en exclusiva al boardcross, modalidad a la que llegó casi por casualidad cuando disputaba la Copa del Mundo de freestyle. «Yo antes me dedicaba al freestyle, a las pruebas de big air y half-pipe, pero durante un Mundial Junior en 2009 se quedó una plaza libre para disputar la prueba de boardcross, me la ofrecieron y acepté. Yo conocía la disciplina por haber competido en Campeonatos de España, quedé el décimo y los entrenadores se fijaron en mí. Estuve casi dos años compaginando las dos modalidades hasta que me decanté exclusivamente por el boardcross porque era incompatible, muy cansado y una locura», confiesa.

Además, Regino es de los pocos deportistas españoles que tiene en su currículum dos invitaciones a los X-Games, una competición de deportes extremos que se organiza cada año en Aspen (Estados Unidos) y que destaca por su espectacularidad y montaje.

«Para la gente de la calle los Juegos Olímpicos dan mucho más caché, hablar de una medalla son palabras mayores, pero dentro del mundo del snowboard ganar unos X-Games es mucho más prestigioso. Ya no solo impresiona la competición, sino también lo que hay alrededor de ella. En los X-Games todo gira entorno al espectáculo», asegura el malagueño, que ya solo piensa en seguir logrando éxitos deportivos.