La selección española de fútbol no faltó a su idilio con La Rosaleda y con Málaga para sellar un triunfo incontestable ante Costa Rica por 5-0. Isco Alarcón, profeta en su tierra y con una absoluta que se mueve a su son, guió a La Roja, donde marcaron Jordi Alba, Morata, Iniesta y Silva, por partida doble, para sellar una goleada espectacular frente a una Costa Rica mundialista que se mostró muy endeble.

Contento debe estar Lopetegui por lo que sucedió en Martiricos. Un ciclón futbolístico pasó por encima de la selección centroamericana, que pasó sin pena ni gloria. Además, seguro que el seleccionador conoce la estadística que dice que un triunfo de España en Martiricos antes de una cita importante, La Roja siempre se vuelve con el título. Ya pasó en la Eurocopa de 2008 tras ganar a Francia y en la Euro de Polonia y Ucrania tras golear a Venezuela.

Mención a parte tiene el rol de Isco en esta selección. El malagueño, que de la mano de Lopetegui se ha hecho dueño y señor de la manija de este equipo, demostró galones en su casa y dio una muestra de fútbol total que a los malaguistas nos hizo rememorar tiempos mejores en los que el de Benalmádena flotaba por La Rosaleda con la camiseta blanquiazul del Málaga.

Pero Isco ya no está en el Málaga, se ha ganado a pulso un puesto en el Real Madrid y en la selección tras una dura mili. Ahora es él quien manda y quien de forma natural ha cogido el testigo que poco a poco va dejando Iniesta. El mago de Benalmádena fue el faro de la selección, pero le faltó el gol con el que devolver tanto cariño recibido.

Empezó España mimando el balón como los ángeles. Un placer absoluto para la vista el ver combinar a Isco, Iniesta, Thiago, Silva y compañía. Muchos quilates en ese centro del campo del que dispone Lopetegui y que salvo sorpresa puede ser fijo en el Mundial de Rusia.

Y es que, salvo un par de piezas como la del portero Kepa, que debutaba con la absoluta, y el lateral Odriozola, el once que plantó el seleccionador en La Rosaleda no distará mucho del que juegue el primer partido de la Fase de Grupos de la cita mundialista.

El peso del partido lo llevó en todo momento la selección, que pronto arrinconó a Costa Rica en su campo y casi no la dejó salir de allí. Así llegó el primer gol de España que culminó Jordi Alba desde dentro del área. La presión alta de La Roja propició el robo por la derecha y tras un centro al punto de penalti que no atinó a rematar Morata, el lateral zurdo del Barça recogió el rechazo y la empaló con la zurda para hacer el primero de la noche.

El partido bailó al son que marcaba España y Morata buscó su gol con fuerza. Tuvo varias ocasiones en la primera mitad, una que se fabricó él mismo, otra tras un pase medido de Iniesta, una más en un mano a mano claro...

El atacante del Chelsea es, a día de hoy, el «9» de España y quiere sumar puntos desde ya de cara a Lopetegui por si las moscas. La competencia arriba no es tremenda pero la sombra de Diego Costa de cara a la segunda vuelta y la opción de un esquema con falso «9» son alargadas.

Y el exmadridista tuvo el premio del gol a mediados de la primera mitad. España bordó el fútbol en otra jugada de tira líneas de esos jugones bajitos y tras una parada defectuosa del guardameta tico, Morata enchufó su golito con la caña. Aunque si es cierto que bien pudo irse al descanso con un saco de goles en su cuenta si hubiese estado más atinado.

Costa Rica casi no creó peligro en los primeros 45 minutos. Una internada de Gamboa, que acabó rematando de forma defectuosa, fue toda la alarma que generó a un Kepa que tuvo un plácido debut con la absoluta.

Tras la reanudación comenzó el carrousel de cambios en La Rojja. Lopetegui cambió la pareja de centrales titular y probó con sabia nueva dndo entrada a Nacho y Marc Bartra. También salieron Saúl y Iago Aspas, en sustitución de Busquets y Morata respectivamente.

El partido perdió rimto pero Silva estuvo juguetón y marcó dos goles. Iniesta redondeó la manita y La Rosaleda disfrutó de una goleada plácida, en un espectáculo muy distinto de lo que suele ofrecer el Málaga en esta temporada, con partidos cargados de dramatismo y ansiedad. España ganó, goleó y agradó a una afición malagueña que demostró que merece un partido de La Roja de más enjundia.