Cuatro salidas largas. Una de 28 kilómetros, dos de 30 y una última de 32. Esas son las sesiones más duras de un plan exigente de entrenamiento para correr un maratón. ¿Por qué no está incluida una salida de 42 kilómetros en la preparación de la prueba de larga distancia como la corrida ayer por las calles de Málaga? ¿No sería mejor haberla cubierto semanas antes del a carrera para habituar el cuerpo y la mente?

La pregunta, habitual estos días entre quiénes no han dado todavía el paso de preparar la maratón, tiene una respuesta rotunda para los entrenadores que planifican los preparativos, que no duran menos de 4 meses. También, para los médicos. Correr 42 kilómetros produce un desgaste tan fuerte en el cuerpo, que nunca conviene incluirlo en el entrenamiento. Es absolutamente contraproducente y termina pasando factura.

Efectivamente, la experiencia y la ciencia demuestran que no es necesario correr 42 kilómetros -y los 195 metros restantes, que no hay que olvidarlos- en un entrenamiento para poder afrontar con garantías la eterna carrera. Es cierto que para los atletas con mente más débil y para aquellos que debutan en la distancia podría ser bueno psicológicamente recorrer la distancia previamente. Pero los perjuicios que les originaría a nivel fisiológico y muscular serían mucho mayores que los beneficios psicológicos. Está demostrado.

«Correr 42 kilómetros es someter a un gran estrés a todo el sistema muscular y articular. Desgasta a nivel fisiológico y mental. Es innecesario correrlo antes de la prueba. No tiene ningún sentido», asegura tajante un preparador de este tipo de pruebas. «Lo único que consigues es un agotamiento y llevar al límite todas las articulaciones, con el evidente riesgo de lesiones. Siempre hay que hacer alguna salida de 30 ó 32, como mucho, y a un ritmo más lento del que llevarás en el maratón».

Conclusión: el cuerpo no está preparado para correr distancias tan largas. Al menos, no más de un par de veces, como mucho, al año.

Y es que después de recorrer 42 kilómetros, tienes que estar 15 días para recuperarte y poder realizar otra vez ejercicio físico de forma normal. Esa sobrecarga de esfuerzo te va a pasar factura. Un dolor en la rodilla, en la espalda, la tendinitis, la periostitis... son lesiones residuales durante un tiempo, no sólo al día siguiente. El resultado no es inmediato. Y el sistema muscular necesita también varias semanas para recuperarse.

En el mundo del maratón hay un debate sobre si son necesarias o no lo son las salidas largas durante los 4 meses de preparación. Hay planes de entrenamiento que no piden correr un día más de 24 kilómetros. Pasar de las dos horas, aseguran quiénes los diseñan, producen más perjuicios que beneficios.

En el otro lado, están quiénes consideran necesario realizar varias salidas que rondan los 30 kilómetros. Aseguran los partidarios de esta teoría que son necesarios para que el cuerpo aprenda a quemar grasas una vez se ha vaciado el depósito de hidratos de carbono. Y, por supuesto, por una cuestión psicológica. Llegar un día a los 32 kilómetros te da muchas garantías de que estás preparado a todos los niveles para afrontar semanas -o días- después una maratón.

Muchos pensarán que, puestos a correr 32 kilómetros, ¿por qué no alargarlo 10 más? «Esos 10 kilómetros de más se notan mucho y son los que te machacan. Sólo vale la pena hacerlos el día de la carrera», insisten los ideólogos de este tipo de planes de entrenamiento.

Las «tiradas largas» deben hacerse, en su caso, en el tramo final de la preparación, cuando más cerca estamos del día de la carrera. Para este 2017 ya es tarde. Que la próxima edición, cada una elija su plan preferido.