La ciudad de Málaga acoge hoy el Medio Ironman dentro de las Santander Triathlon Series, donde la malagueña Patricia Bueno tratará de volver a ser profeta en su tierra y revalidar el título que cosechó la pasada temporada. Para ello, la triatleta de 28 años deberá volver a volar sobre el circuito malagueño, que se conoce al dedillo (1,9 kilómetros de natación, 85 kilómetros de bicicleta y 21 kilómetros de carrera a pie). «Mi objetivo es el de ganar. No hay otro, espero poder revalidar el título que conseguí aquí el año pasado», asegura Patricia a La Opinión.

De momento, esta temporada la malagueña ha completado el Ironman de Sudáfrica (3,8 kilómetros de natación, 180 kilómetros de bicicleta y 42 kilómetros de carrera a pie) y en el Medio Ironman 70.3 de Marbella (15 de abril). En Marbella fue novena, donde las sensaciones fueron mucho mejores debido a su conocimiento de circuito.

De la mano de Patricia Bueno hemos querido adentrarnos un poco en el día a día de un triatleta. Y es que la vida de un profesional de este deporte en España no es fácil. Una actividad que requiere dedicación exclusiva para estar entre los mejores, aquí es un coto reducido para muy pocos afortunados. No es el caso de Patricia Bueno, que compagina sus duros entrenamientos diarios con su trabajo de entrenadora personal en la Clínica Síntesis Center, además de preparar a otros triatletas. Ella, después de muchos años llevando su capacidad al límite considera que la figura del entrenador en este deporte es fundamental, aunque ella se conoce a la perfección y sabe hasta dónde puede llegar.

Como sucede con otros deportes, las ayudas y facilidades de las instituciones en otros países son mayores que en España, lo que permite que los resultados deportivos sean mejores pese a la gran cantera que hay al triatlón en este país. «Si te fijas muchos de los triatletas españoles que están preparando Juegos Olímpicos o pruebas profesionales a nivel internacional están en equipos en el extranjero porque se lo pagan todo. Aquí en España no vemos nada de eso», reflexiona.

La malagueña, que quiere brillar en el Medio Ironman de la Santander TriatHlon Series que hoy se celebra en Málaga, tras imponerse hace dos semanas en el Medio Ironman de Ardales, llegó a esta modalidad tras iniciarse en la natación y después en el triatlón convencional. «El triatlón tiene muchas modalidades. Empecé en esto con las cortas distancias (sprint y olímpico) y llegué un punto en el que me estanqué. La gente con la que entrenaba hacían medios ironmans y ironmans. Ví el de Lanzarote en 2011 y me gustó. En 2013 fui allí y lo terminé».

Pero el objetivo de Patricia es volver a Hawaii a competir en el Mundial, en la meca de este deporte. Ya sabe lo que es nadar, pedalear y correr allí, lo hizo en categoría amateur en 2013 y 2016. Su deseo es poder hacerlo en profesionales, para lo que debe clasificarse por ránking. Esta temporada ya ha descartado la opción, pero para 2019 quiere prepararlo a conciencia, ya que los criterios de clasificación cambian y cree que le pueden beneficiar. «El nuevo sistema creo que es más justo y creo que me puede beneficiar. Tendré que elegir muy bien las pruebas para intentarlo, hasta el mes de agosto tengo opciones».

Aunque cada deportista es un mundo, Patricia considera que lo normal es que un triatleta no complete más de tres pruebas ironman en un mismo año. «Más de tres o a lo máximo cuatro. Yo el año pasado hice tres y acabé justa de fuerzas. De los ironmans uno acaba muy saturado si lo das todo. Tardas tres semanas en estar recuperado. A ese esfuerzo hay que sumarle los medios ironmans y otras competiciones de corta distancia. Entre todas puedes estar en 12 ó 13 pruebas al año».

Pero para un triatleta no hay descanso. Para ellos, descansar supone lanzarse a una piscina a nadar 2.000 o 3.000 metros. «A mí me sienta mucho peor parar un día entero y arrancar después que moverme un poco en el día de descanso».

En ese sentido, hasta hace poco entrenaba en piscina. Ahora ya nada en mar abierto, aunque le preocupa el asunto de las medusas que estos días invaden la costa malagueña. «En toda mi vida me ha picado una medusa, pero estoy preocupada, veremos como evoluciona el tema porque si sigue habiendo muchas medusas la organización puede quitar la natación para esta prueba».

Después de participar en Málaga, el calendario de la malagueña hasta el final de temporada ya está prácticamente programado. Realizará el Ironman de Vitoria el 8 de julio, en uno de sus grandes objetivos del año. El 26 de agosto competirá en el Campeonato de España de Larga Distancia en Pontevedra, donde tratará de colarse en una de las seis plazas que da derecho a participar en el Mundial de 2019, también en Pontevedra. En septiembre competirá en Posadas en el Campeonato de Andalucía y para final de año está meditando coger las maletas para completar el Ironman de Malasia, dependiendo de los medios económicos de los que disponga.