De las pistas del Colegio Maristas a la Copa de la Reina. Tan solo unos meses más tarde y con ocho años de formación en sus mochilas, Alberto y Ernesto emprenden una aventura crucial en su periplo. Esta próxima campaña serán árbitros de la élite del balonmano español, en la liga ASOBAL, que reúne a los mejores equipos del panorama nacional, y cómo no, también al mejor arbitraje. Aunque la máxima exigencia no es algo nuevo para ellos. Desde que dieron el salto a categorías nacionales, esta pareja de malagueños ha dedicado gran parte de su vida a viajar, adaptándose a las condiciones de un deporte que no recibe las mismas ayudas que otros.

La suerte no está en el diccionario de estos dos jóvenes, licenciados en Fisioterapia en INEF, que han optado por la constancia como método de trabajo. El curso de ascenso en Granollers fue la señal de que los estaban haciendo realmente bien y su designación para pitar en la Copa de la Reina o la fase de ascenso desde División de Honor Plata mostraron que el rendimiento de ambos estaba siendo de los mejores de la Península. Todos los colegiados se han sometido a una tutorización constante durante el curso, pero eso no ha sido impedimento para los costasoleños. Al igual que tampoco lo ha sido la compatibilidad con los estudios o el trabajo.

Y es que la realidad de los árbitros en el balonmano nacional no es la misma que en los deportes reyes, como el fútbol o el baloncesto, sino que económicamente el aporte es una ayuda para ellos, pero no sirve para subsistir profesionalmente.

Ernesto Ruiz ha tenido que lidiar con asignaturas pendientes y con sus días libres para arrancar algo de su tiempo y dedicárselo al balonmano. El malagueño ha vivido de cerca este mundo, ya que su padre fue el preparador físico del histórico e inolvidable Puleva Maristas. Mientras que Alberto Macías también ha hecho esfuerzos en el colegio donde trabaja para sacar adelante estas dos ocupaciones, aunque el arbitraje haya sido hasta ahora un hobby. A partir de ahora, la Champions exige que muchos partidos se disputen los miércoles, por lo que su calendario se va a estrechar más aún. Tras muchos años metidos en los entresijos de esta disciplina, a los 20 años se dieron cuenta de que el arbitraje sería la manera idónea de mantenerse vinculados a las pistas sin tener necesariamente que jugar. Las posibilidades en el panorama malagueño han crecido con los años y la cantera está funcionando a las mil maravillas, como estandartes de Andalucía.

El Clínicas Rincón femenino ya luchó esta pasada campaña contra las mejores de Europa en la Challenge Cup, ofreciendo un espectáculo sin precedentes, y el Conservas Alsur Antequera se ha quedado a un par de victorias de la ASOBAL este año.

Cuando las vacas no flaqueaban en nuestro país, el balonmano gozaba de una gran salud, los mejores jugadores y equipos de fantasía, pero cuando la situación más ha apretado las bases de este deporte están funcionando como el mecanismo de un reloj, cocinándose a fuego lento. En nuestra provincia, el club Maravillas de Benalmádena y el proyecto del GAES han alcanzado la Primera Nacional y todo hace indicar que podrían ser los clubes que marquen el camino a los próximos emprendedores.

Pese a que tenemos a nuestras dos estrellas dentro de la gran liga de balonmano nacional, Alberto García, único representante malagueño en ASOBAL, no podrá estar este año como colegiado en la categoría. Sobre los hombros de Alberto y Ernesto recae la responsabilidad de seguir ejerciendo el arbitraje como lo han hecho hasta el momento, con una nota sobresaliente y llevando el nombre de Málaga a todos los rincones del balonmano español.