En breve, Raquel Lázaro dejará de ser conocida por el gran público por ser la hija de Chus Lázaro, exjugador del Unicaja. Más pronto que tarde, para su satisfacción, el cordobés pasará a ser el padre de la jugadora de voleibol. Y es que Raquel, nacida en Málaga cuando Chus jugaba en el Unicaja. A sus 18 años, internacional en todas las categorías inferiores de la selección y tras haber debutado ya con la absoluta, la colocadora está firmando un debut soñado con la University Southern California (USC), donde aterrizó este verano.

En tan sólo unos meses de competición y, una vez acabada la Fase Regular, la jugadora criada en Benalmádena ha sido nombrada la novata del año en su Conferencia Pacífico (Pac-12), es integrante del segundo mejor equipo de la Conferencia y va a arrancar la próxima semana la fase final con serias opciones de poder luchar por llegar a la Final Four.

Este prodigio de jugadora lo lleva en los genes. Jesús Lázaro, su padre, dejó su Córdoba natal a los 16 años para formarse, como jugador y persona, en Los Guindos. Chus militó siete temporadas, en diversas etapas, en el Unicaja. Se puso la camiseta verde en 162 partidos. Se casó con Marta y en el año 2000 nació su hija, Raquel.

La pequeña comenzó jugando al baloncesto. Pronto tuvo que hacer las maletas y dejar Benalmádena. Chus fichó, una vez acabada su etapa profesional como jugador, en el cuerpo técnico del Obradoiro. Allí, en Santiago de Compostela, Raquel siguió jugando al básket. Después Chus fichó por el UCAM Murcia, y fue allí donde cambió el balón de básket por el de voleibol.

No había equipo femenino en el club de su edad, así que la pequeña se fijó en el voley, porque cuando el UCAM de la ACB se entrenaba compartía pista con el equipo de voleibol femenino de Primera. Raquel solía acompañar a su padre, así que, a falta de baloncesto comenzó con el voleibol. A aquel equipo, curiosamente, lo entrenaba Pascual Saurín. Cosas de la vida, Saurín ya la siguió de cerca en Murcia, cuando Raquel, siendo alevín, ya trataba de sacar en salto. Luego la tuvo a sus órdenes en las selecciones inferiores, y hace poco la ha hecho debutar con la selección española absoluta.

Su progresión fue espectacular y el «Programa de talentos» que despliega la Federación Española la reclutó con sólo 13 años. Raquel se marchó a Soria siendo todavía una niña. Allí acabó sus estudios en la ESO y continuó entrenando duro y jugando al voley. Cuando hizo Bachillerato ya comenzó a mirar opciones para marcharse a estudiar a Estados Unidos, donde es mucho más fácil compatibilizar deporte y una carrera universitaria. Tras cinco años en Soria, Raquel cambió una pequeña y gélida ciudad española por una de las mayores ciudades del mundo, Los Ángeles. Un cambio radical tras meditar mucho su futuro.

Las universidades estadounidenses se «pelearon» para reclutarla. Ella se decantó por «University of Southern California» (USC), que le ha garantizado una beca completa para estudiar y jugar, con todos los gastos pagados, incluyendo residencia y comidas.

La malagueña ha necesitado muy poco tiempo para encajar allí. Y eso que USC no es una universidad cualquiera. Tiene seis títulos, un amplio palmarés y la exigencia allí es máxima. Pero Raquel Lázaro está acostumbrada, desde pequeña, a competir. Con 1,82 metros, la colocadora ha ido quemando etapas de una forma sorprendente. Titular desde el primer día a pesar de ser una novata (algo muy raro allí, donde los roles están muy definidos), ella ha convencido al entrenador Brent Crouch y a todos con su increíble juego y su gran nivel. Y eso es algo muy complicado. Es la única extranjera de Las «Troyanas», el apodo con el que es reconocido el equipo. Todas sus compañeras son estadounidenses, pero la han acogido bien. La recompensa ya ha llegado.

Durante la temporada ha sido elegida hasta en cuatro ocasiones como la MVP de la semana de su Conferencia y se ha anunciado hace unos días que ha sido elegida la mejor novata (freeshman) de la Pacific Conference (Pac-12). En lo colectivo, el equipo de Raquel ha finalizado segunda en la Conferencia con un balance de 21 triunfos y 10 derrotas, sólo por detrás de Stamford, y la NCAA ya ha realizado el sorteo final (bracket).

El resultado del bracket es que USC ha sido catalogada en el puesto 11 del ránking nacional. Es decir, por sus resultados de esta temporada, las californianas están situadas en el undécimo puesto del país. A partir de ahora, Lázaro y sus compañeras comienzan a disputar duelos directos. El que gane, sigue. El que pierda, se va a casa.

Esta primera eliminatoria se jugará el viernes de la próxima semana y USC se medirá a la Universidad de Samford. Se trata, cosas del destino, del centro donde juega al baloncesto el pívot marbellí Rubén Guerrero. Si gana, el segundo play off también sería en su pista, frente al ganador del cruce entre San Diego y Cal Poly.

El ambiente ya comienza a caldearse en Los Ángeles, sede de estos primeros cruces. El Galen Center espera registrar una gran entrada y ya están a la venta las 10.258 localidades de las que dispone. Todo está listo ya para que la gran fiesta final del voleibol femenino de la NCAA comience. A los fastos asistirá esta vez una malagueña, Raquel Lázaro. Una gran ilusión para ella, que ya prepara las maletas, eso sí. Y es que el día de Reyes, el próximo 6 de enero, la malagueña está a la expectativa para volver a ser convocada para jugar con España en un choque vital para sus aspiraciones de regresar al Campeonato de Europa, en un duelo frente a Bielorrusia que se jugará en Teruel.