El Marbella FC echa en falta, y mucho, los goles de la temporada pasada. Esos que lo llevaron a jugar la fase de ascenso y a liderar la tabla clasificatoria durante meses. Basta con observar que ayer sumó su segundo partido liguero consecutivo sin marcar y que en las últimas 11 jornadas se quedó siete veces sin perforar el arco rival.

Ayer volvió a cometer el mismo pecado que arrastra desde que superó el primer mes de competición. Disfrutó de numerosas ocasiones, hasta desesperar a la sufrida afición blanquilla, y al filial granadinista le bastaron con dos destellos para embolsarse en la tarde electoral los tres puntos en juego.

Ni siquiera aprovechó el equipo local la expulsión del jugador visitante Hongla, que a los 27 minutos los dejaba en superioridad numérica. Para entonces ya estaban por delante los granadinos, al cabecear Héctor en el primer palo un lanzamiento de saque de esquina.

Después del descanso, el cuadro marbellí insistió en su presión ante la meta rival. Padilla incluso dio entrada a los artilleros Montero y Mustafá, al objeto de intensificar la presión y lograr superar la zaga rojiblanca. Pero el choque se puso aún más difícil con el segundo gol del Granada B, a raíz de un contragolpe no exento de fortuna.

El lanzamiento de Jean Carlos pegó en Lolo Pavón y desvió el balón para hacer imposible la estirada de Wilfred. Llegaba el segundo tanto y tocaba remar aún más para los costasoleños. Pero la empresa era compleja, puesto que el muro impuesto por la defensa visitante alrededor del arquero Lejarraga se hizo aún más poblada.

El equipo marbellí empujó lo que pudo, hasta disfrutar de dos oportunidades seguidas muy claras. En el minuto 73, Rafa Muñoz envío fuera un balón que había rechazado el meta visitante. Y apenas tres minutos Mustafá cabeceó solo pero a las manos del arquero. Estaba muy claro que de nuevo la portería rival se les hacía enorme a los delanteros locales.

Con el precipicio bastante cerca, a modo de puestos de descenso en la tabla clasificatoria, los pupilos de Padilla deberán viajar el domingo a tierras pacenses para jugar, desde las doce del mediodía, en la localidad de Don Benito.