Primero Tete, luego Crispi. Dos auténticas leyendas del fútbol sala malagueño impulsaron al BeSoccer CD UMA Antequera al primer escalón competitivo siendo los líderes de un proyecto deportivo con una filosofía muy marcada y una apuesta clara por jóvenes talentos que aspiran a crecer bajo el amparo de un profesor respaldado por multitud de clases al máximo nivel: Manuel Luiggi Carrasco “Moli”.

José Crispín aparece como uno de los redactores principales de las páginas más gloriosas del club por su carácter ganador, liderazgo y dotes defensivas para sostener los esquemas de juego. En su palmarés figuran dos ascensos históricos a la máxima categoría. Uno en la temporada 2014/2015 y otro en la 2017/2018. Nueve temporadas vistiendo la camiseta verde dejan un bagaje bastante amplio sobre el 40x20 convirtiendo al 6 en todo un referente dentro del vestuario.

El 27 de abril de 2019 quedará guardado en el almacén de los recuerdos más especiales del experimentado cierre. El conjunto de su tierra le reconoció todo su compromiso, esfuerzo, sacrificio y dedicación en el fortín del Pabellón Fernando Argüelles.

«El análisis global, a nivel de esta temporada, es agridulce porque no hemos conseguido la permanencia. No me voy a quedar con eso. Después de 20 años, me quedo con los dos ascensos que he logrado en mi casa después de una lesión grave que tuve, los dos ascensos tanto en Ourense como en Pontevedra, los play off que he jugado y todo lo que he disfrutado en el 40x20. Con eso es lo que me quedo y los amigos que tengo del fútbol sala. Me voy con la conciencia tranquila de que en los equipos en los que he estado y el UMA Antequera, lo he dado todo, he dado un 100% y he intentado hacerlo lo mejor posible tirando de mucha humildad y profesionalismo», remarca.

Una vez que llega el duro momento de colgar las botas se agradece recibir el cariño de la familia, compañeros de vestuario y de profesión.

«Al final los triunfos y las derrotas van pasando, igual se te queda alguna, pero el reconocimiento de tus seres queridos como los amigos, los familiares e igual los ex compañeros, esos sentimientos los va sembrando uno día a día, año tras año y creo que algo habré hecho bien cuando estoy rodeado de tan buena gente, tan buena familia que tengo -sobre todo mi mujer y mi hermano Carlos que me hicieron un bonito homenaje en las instalaciones deportivas de la UMA- y estoy muy orgullosos de ellos. Con los compañeros lo mismo. Les he intentado transmitir cariño y confianza durante estos últimos años, trasladar mis conocimientos para que se vayan formando y eso ha ido calando en ellos. Hemos hecho una piña tanto el grupo del año pasado como del anterior ascenso. Este año también ha sido especial. Los compañeros me tenían un aprecio enorme y me he sentido querido. Sé que a todos les dio pena que lo dejara cuando lo hice, a mitad de temporada, pero era la situación que se daba. Me quedo con el cariño que tengo de ellos y es impagable», detalla el carismático jugador.

A Crispi le tocó tomar la complicada decisión de dejar de jugar al inicio de la segunda vuelta del campeonato ejerciendo de capitán hasta la última jornada. «Esa era la idea. Daba un paso al lado, pero no hacia atrás. Transmití confianza de que todavía se podía conseguir la permanencia, indiqué donde se podía mejorar tanto a unos como a otros, escuché a nivel personal a mis compañeros y todo eso es lo que conlleva ser un capitán. Transmitir los valores, esfuerzo, solidaridad y compañerismo. Era consciente de que no podía dejar todo eso hasta final de temporada y así ha sido. El brazalete sabía que aunque lo llevara Miguel y él era conocedor, debía seguir ejerciendo de capitán y lo he hecho hasta el final. Una pena no haber conseguido la permanencia. Contento de haber trasladado esa capacidad para luchar hasta el último instante que es lo que ha hecho el equipo», puntualiza.

La jerarquía en el plantel verde mantiene su curso habitual. La retirada de Tete supuso el paso adelante del 6 al asumir la labor de capitanear el vestuario y ayer la finalizó con el orgullo de haberse vaciado en cumplir a la perfección dicho cometido. Desde su paso al lado, Miguel Conde cogió el testigo portando la cinta de capitán en el tramo final. De cara al futuro toca asumir nuevos desafíos como expresa el cierre. «Tengo mi segundo nivel de entrenador nacional y quiero obtener el tercero que ya me permitiría entrenar en Primera División. Ahora debo seguir formándome, coger experiencia y, el día que me toque, me gustaría entrenar en mi casa como es el BeSoccer CD UMA Antequera. Tiempo al tiempo. Hay que prepararse, pero esa es mi ilusión y mi objetivo es ser técnico».