Un montañista británico ha muerto este sábado en el Everest, lo que eleva a diez el número de fallecidos esta temporada en el pico más alto del mundo.

La última víctima mortal es Robin Haynes Fisher, un británico de 44 años de edad, que ha muerto a 8.700 metros de altura, justo cuando iniciaba el descenso tras coronar la cima.

"Había bajado unos 150 metros cuando colapsó. Su 'sherpa' intentó salvarle, pero ya había muerto", ha contado Murari Sharma, de la empresa Everest Pariwar Treks, en Katmandú.

Durante la jornada del viernes, el irlandés Kevin Hynes murió en su tienda de campaña, a unos 7.000 metros, también en el camino de vuelta. Ese mismo día, el guía nepalí Dhurba Bista perdía la vida en un campamento base tras ser evacuado vía aérea de otro a mayor altura.

A lo largo de esta semana, tres indios --dos mujeres y un hombre-- han perecido en el descenso, una vez conquistado el Everest. A principio de mayo un escalador estadounidense y otro indio murieron igualmente en la bajada. Además, un austriaco murió en la fachada tibetana.

Esta es la época del año más popular para escalar el Everest debido a las condiciones climáticas, lo que se traduce en una masiva afluencia de montañistas que ha provocado una peligrosa congestión. "Hay solo pequeñas ventanas de (buen) tiempo y todo el mundo quiere escalar a la vez", ha explicado el director de Peak Promotion.