Aldebarán es la estrella más brillante de la constelación de Tauro y, para los lobos de mar y amantes de la astronomía en general, figura como una de las 12 que junto al astro solar lideran por luminosidad el firmamento. Pero desde que iniciara este viernes su travesía hacia Palma de Mallorca, bajo esta denominación se oculta también un velero repleto de ilusiones y capaz de romper barreras que hasta ahora nadie se atrevió a superar.

Una docena de personas con diferentes discapacidades, agrupadas por la ONG Para Ocio, se convertirá a partir del sábado 27 de julio en la primera tripulación adaptada que participa en la Copa del Rey de Vela. El proyecto ha tardado años en fraguarse, pero quiere servir de vehículo y ejemplo para que otros navegantes compitan en las mismas condiciones, pese a su diversidad funcional o sensorial. En esta embarcación incluso forman parte de la expedición integrantes con discapacidad intelectual e incluso graves deficiencias visuales.

El presidente de Para Ocio, Jorge Román, transmite ese mensaje de ilusión que forma parte del propio espíritu de su colectivo: «Tenemos a tripulantes de todas las edades y condiciones. Jorge Otalecu es discapacitado intelectual y a sus 23 años es campeón de esquí nórdico y yo soy el más veterano, porque tengo 60 años y una discapacidad visual significativa», señala.

El «Aldebarán» es un velero Beneteau First 38s5 que tiene alrededor de 30 años. La tripulación en competición será de ocho navegantes, pero el equipo está integrado por 12 al objeto de solventar cualquier imprevisto que deparen las jornadas entre los días 27 de julio y 3 de agosto. En esa franja se desarrollará la trigésima octava edición de la Copa del Rey, el ciclo de regatas de mayor repercusión mediática del país, como explican quienes decidieron iniciar este proyecto dentro del Club Andaluz de Vela Adaptada.

Entre los mecenas que han surgido en el camino hasta aquí figura el diputado de Deportes en este último mandato, Cristóbal Ortega, al que recibieron días atrás en la sede del puerto deportivo de Benalmádena. Pero hay muchos más colaboradores, como destacan dentro de la propia web del proyecto: ongparaocio.org. Para Ocio nació hace ahora 12 años con la intención de hacer realidad proyectos de «terapia náutica» para menores con Síndrome de Down, Asperger o en riesgo de exclusión social. Desde su inicio, en las actividades de velaterapia y navegaterapia han participado menores procedentes de las provincias de Málaga y Cádiz, y se ha firmado un convenio internacional con Marruecos, al objeto de la celebración de distintos intercambios anuales a uno y otro lado del Estrecho.

En su palmarés figuran regatas del Mediterráneo e internacionales como la de Mar de Alborán o Ciudad de Melilla. Y un programa semanal que incluye tres jornadas de entrenamiento de manera periódica. «En esta aventura de ir a la Copa del Rey también nos apoyan los ayuntamientos de Benalmádena o Marbella, además de la Diputación. Y la productora local Minded Factory realizará en estos días de travesía y competición «un documental para presentarlo en el Festival de Cine Náutico de Bilbao y dar así visibilidad al deporte inclusivo en Málaga», indica Román.

La vía del micromecenazgo

«En cuanto a nuestra financiación, porque hemos tenido en los últimos días adquirir nuevas velas a raíz de un percance en plena travesía, también estamos recibiendo donativos particulares a través de la plataforma de crowdfunding de nuestra página web. Esta forma de colaborar con el proyecto va a seguir abierta hasta el 25 de julio para cualquier persona dispuesta a aportar su granito de arena», finaliza el presidente de Para Ocio.

Entre los 12 tripulantes, apenas participa una mujer. Se trata de Verónica García Morales, que como apuntan sus compañeros es «una médico recién titulada y que también sufre una deficiencia visual». En sus manos estará la resolución de cualquier incidencia médica en una expedición que ya ha empezado a hacer historia, sin haber llegado aún a Palma de Mallorca, en una competición del calibre de la Copa del Rey de Vela.

Para estos intrépidos aventureros, el primer sueño era zarpar de Benalmádena con destino a las Islas Baleares. El segundo, por cumplir, recibir el calor del resto de participantes y del propio Felipe VI.