El Shorinji Kempo es un arte marcial de defensa personal que comenzó a practicarse en el año 1947. La práctica de esta actividad se basa tanto en teorías filosóficas como en técnicas que combinan la defensa y el ataque, y tiene su origen en la Segunda Guerra Mundial. Este arte marcial no está diseñado para combatir o derrotar a los demás, sino como un método para aprender autocontrol, equilibrio físico y mental, y un desarrollo mutuo, ya que se practica por parejas.

En Málaga hay varios clubes que se dedican a enseñar este arte marcial. Entre ellos está el Club Shokema, donde algunos de sus integrantes han participado en el Campeonato de Europa de Shorinji Kempo celebrado en Estocolmo (Suecia) entre los días 5 y 9 de julio. En este campeonato consiguieron alzarse con el oro la pareja de categoría kyu, José Gómez y Nicolás de Troya. Por su parte, Jessica Mateo y Helena Parrado consiguieron la medalla de bronce en la categoría dan femenino y un meritorio cuarto puesto en categoría primer dan y segundo dan, revalidando el éxito conseguido en el anterior Europeo de Portugal.

Toni Gómez, maestro del club Shokema y juez internacional, afirma que el Shorinji Kempo significa «dar todo por tu compañero». «Es importante tanto enseñar como que te enseñen, a raíz que vas creciendo en este deporte hay menos para uno mismo y más para los compañeros», declara el maestro. Uno de los principios de esta modalidad es «50% de felicidad para ti y 50% para los demás», en este arte marcial no existe la rivalidad, sino que se trata de tener una gran complicidad con tu compañero, saber entenderse y conocer cada uno de los movimientos del otro, ya que es uno de los factores que más se valoran en esta disciplina.

El Shorinji Kempo se basa en valores como el compromiso, «todo está dentro de ti, aquí todo se adquiere con trabajo y conocimiento», afirma Nicolás de Troya, campeón de Europa. En esta disciplina no solo prima el entrenamiento físico, aunque es una de las bases más importantes, pero también se le da mucha importancia a la mente, a saber aprender y crecer, crear vínculos y actuar con cabeza. «Es obligatorio aprender tanto la técnica como la filosofía, no existe una buena técnica si no has aprendido la filosofía del Shorinji Kempo», confiesa el maestro Toni Gómez.

La preparación para competir en este arte marcial se basa en un conjunto de técnicas, su perfección, saber enlazarlas, utilizar las combinaciones que requiera la categoría y tener mucha coordinación con tu compañero. Las parejas se preparan para los campeonatos una muestra de minuto y medio o dos, donde los jueces van a valorar todos estos factores. Por eso la complicidad con tu compañero es uno de los factores que más importa en la práctica de este deporte.

La evaluación es 60% técnica y 40% estética, y el jurado se compone de cinco jueces, cuatro de silla y uno principal. «Lo que diferencia al buen deportista es el momento, si en ese preciso instante puedes dar lo mejor de ti o no, y para eso hay que tener muy bien entrenada la mente», destaca el maestro del club Shokema. «El Shorinji Kempo se puede comparar con deportes como el patinaje artístico o la gimnasia rítmica, es muy importante la técnica», declara José Gómez, ganador del oro en el campeonato europeo.

En este club malagueño practican el Shorinji Kempo personas de todas las edades, desde los 7 años hasta alumnos con 65 años y más. Al comienzo de la práctica de este deporte no acudían muchas mujeres a las clases, ya que pensaban que era un deporte violento, pero en los últimos años son muchas las que se han apuntado para aprender técnicas de defensa. Almudena Meléndez, instructora del club, es la única mujer en España que tiene la categoría de 4º dan, y lleva más de 19 años practicando esta disciplina. «Cuando yo empecé estaba sola de chicas en el vestuario, ahora si somos muchas más, incluso mis hijos están empezando a introducirse en el Shorinij Kempo», confiesa Almudena.

En el club malagueño Shokema definen a este arte marcial como mucho más que eso, aseguran que les ha enseñado muchos valores educativos como compartir, convivir, ayudar a los demás y no pensar solo en ti mismo. En este club y en todos los de Málaga y Andalucía se ha creado un vínculo en el que lo importante no es la competición, sino sentirse bien con uno mismo y con los demás. Por ello todos los clubes tienen derecho a asistir a las clases de los demás grupos, una de las razones de la buena convivencia y relación entre ellos.