Gracias a mis amigos Justo Rodríguez y Enrique Aparicio, de la Cadena Ser, he podido disfrutar en vivo de la Copa del Rey que se celebró en Málaga. No sé cuánto tiempo llevaba sin ir al Palacio Martín Carpena a ver un partido. Quizás desde que salí de Unicaja. Bueno, desde que no contaran más conmigo...

Sinceramente, ver un partido en vivo es otro rollo. Y más partidos con la tensión y el nivel de una Copa del Rey. Encima, el ambiente que se respira en el Carpena es brutal. El momento cuando la afición del Unicaja canta a capella el himno de Pablo López es impresionante. No sé yo si el propio Pablo sabe lo que ha creado, pero mi enhorabuena por ello.

Pero vayamos al grano... En directo se ven mucho mejor los detalles que ves habitualmente por la televisión y yo quisiera comentaros hacia dónde va el baloncesto en estos momentos.

Hablemos del juego exterior. El juego exterior de casi todos los equipos, por no decir todos, está fundamentado en 4 jugadores, porque el ala pívot es claramente otro alero. Quizás más fuerte, quizás un poco más grande, pero otro exterior. Pues bien, en el juego ofensivo de estos 4 jugadores se pontencia a tope el tiro de 3 puntos y la penetración para acabar debajo del aro, incluso intentando culminar con mate. Podríamos decir que hay tiro de 3 puntos o mate. Esto impide que se vean acciones técnicas en el enorme espacio que hay desde el 6,75 donde está la línea de 3 puntos hasta la canasta. Se echan en falta más tiros de 2 puntos o acciones que acaben en parada y tiro.

Cuando se echa el balón al suelo es para ir al aro a culminar o atraerte a un defensor para asistir fuera al compañero que dejaste libre y que este sea el que tire de 3 puntos.

Además, hay que añadir que las ventajas exteriores se generan desde el pick and roll (bloqueo y continuación). Las defensas de pick and roll hacen que no haya acciones de parada y tiro por las ayudas que generan los hombres grandes en esas defensas de 2x2. Es cada vez más difícil ver jugadores que generan ventaja desde el 1x1. Por eso es divertido ver jugar a Brizuela, Jaime Fernández o Carroll.

También ha cambiado el juego de los grandes. Ellos hacen puntos en las continuaciones de esos pick and roll de los que antes hablábamos. También hacen puntos culminando, en mate muchas veces, las asistencias de las ventajas que generan los exteriores cuando van al aro.

Y por último, tirando desde lejos, incluso de 3 puntos, por lo que se unen a la idea de que en este baloncesto moderno se tira de 3 puntos o se acaba en mate. Sí es cierto que son capaces de culminar cerca del aro con ambas manos, es decir, se potencia la ambidiestralidad de los hombres grandes. Tan cierto como que ya no juegan al poste bajo. Es muy difícil verles generar una ventaja de espaldas a canasta (Shermadini es de los pocos que quedan con ese «viejo» juego). Ellos consiguen las ventajas en movimiento, en esas continuaciones hacia el aro tras el pick and roll.

Esto implica que el juego al poste bajo está en peligro de extinción en este baloncesto moderno. Por ahora sólo en peligro gracias a algunos aleros como Deck o Melvin Ejim, que son los que ahora juegan de espaldas a canasta cuando tienen ventaja física con el exterior que les defiende. Pero este tipo de jugadores son una excepción. Lo normal es ver jugadores de más de 2 metros jugando con juego de escolta, es decir, tirando de 3 puntos o yendo al aro para acabar en mate tras un bloqueo y continuación.

Estos detalles de los que os hablo, con los que no sé si estáis de acuerdo conmigo o no, son simplemente la evolución hacia la que va dirigido nuestro deporte, que sigue siendo divertido, intenso, entrentenido, táctico, emocionante... maravilloso.

Solo le faltó a esta Copa de Málaga 2020 compartir los partidos con Pedro Ramírez, que anda recuperándose de una operación. Oírle hablar de baloncesto es un lujo del que tengo el privilegio de disfrutar de vez en cuando. Desde este rinconcito que me cede La Opinión de Málaga, quiero mandarte un fuerte abrazo, Pedro. Pronto estarás de vuelta, amigo.