Ya en casa y en plena recuperación tras el leve catarro recién cogido en tierras gallegas durante el fin de semana, el malagueño Borja Vivas repasó ayer las muchas emociones acumuladas «antes y después» de la conquista de su undécimo oro nacional en lanzamiento de peso. Asegura que ni él mismo se explica lo sucedido el sábado en Orense y que, tal y como se desarrolló su participación, nunca olvidará este título. «Llegaba con el objetivo de pasar de 19 metros y en el primer tiro pasé del 19 y medio, hice 19.54», relata.

«Ahora es muy bonito contarlo. Pero he pasado por momentos difíciles, de tirar la toalla. De esta forma saboreas de otra forma la medalla. Soy el primer sorprendido, a pesar de que, después de la lesión, había empezado a competir todo lo que podía, sin perder definitivamente la ilusión», manifestó nada más llegar a Málaga.

El lanzador del Atletismo Málaga se presentaba en este Campeonato de España con sus 18 títulos nacionales, diez en pista cubierta y el resto, al aire libre. Pero con todas las dudas de un año en blanco condicionado por la operación de rodilla izquierda. Tuvo que ser intervenido del tendón rotuliano y el cartílago.

Enfrente tenía a su amigo Carlos Tobalina, otro coloso al que Vivas ha servido de ejemplo desde sus inicios en este deporte. El lanzador del FC Barcelona llegaba en su mejor momento de forma, con 20.13 recién conseguidos en Madrid y la ilusión de alcanzar su cuarto título en pista tras los de 2016, 2017 y año pasado (al aire libre también lo fue en las dos últimas ediciones).

Borja se presentaba con un mejor tiro de apenas 18,84. El camino lo allanó con un primer 19.54. Fue el único atleta que en ese tiro inicial superó los 18 metros. El mazazo psicológico para todos sus rivales fue más que evidente. En el tercer intento por mejorarlo, el malagueño ya se fue al definitivo 19.61 que le valdría el oro.

Tobalina fue de menos a más y se acercó a los 18 metros y medio en su penúltimo intento, de forma que lograba superar en ese instante a un desafiante Ángel Poveda (finalmente bronce al haber batido su marca personal con 18.29). El máximo favorito finalmente sí logró en el último lanzamiento ese objetivo de superar los 19 metros, pero por apenas 32 centímetros. El título estaba en manos de Borja, el histórico del peso nacional que ha vuelto de golpe y por sorpresa a recuperar sus mejores sensaciones.

«Cuando uno se lesiona todo se te pasa por la cabeza. Yo tenía más que presente la retirada, porque a pesar de que la operación fue bien el miedo a volver a sentir dolor estaba ahí. Si embargo decidí que me retiraría cuando yo decidiera, no a partir de esta situación. En estos meses de hecho he querido competir más, porque incluso llegué a perder la sensación de lanzar, de completar hasta la manera de dejar el brazo. Nuestra disciplina es muy técnica y tenía que volver a cuidar hasta cómo debía poner el pie», señala.

Con un inicio de temporada sin buenas sensaciones, en las que no lograba pasar de 18 o 18.50, Vivas tenía asimilado que iba a luchar en Orense por la plata. «Pero los nervios y la adrenalina son un plus y con el primer tiro ya me quité un peso de encima, al lograr el objetivo. Mis rivales tampoco se lo imaginaban. Me salí de las quinielas y he disfrutado mucho, igual que mi entrenador. Porque los dos lo hemos pasado mal durante bastante tiempo», matiza.

Y lo ha disfrutado más que nunca porque, además, viajó con toda su familia, su mujer, sus hijas, hasta su padre. Con bastante temporada por delante, Borja ha vuelto.