El camino empieza a hacerse largo, también para los deportistas. Tuvo que ser el virus COVID-19 lo que paralizara el deporte mundial. Dos de las jugadoras más representativas del deporte malagueño, Adriana Martín y Sole López, explican su rutina en estos días con más ganas que nunca de volver. La Opinión de Málaga se puso en contacto también con el Unicaja para que Gema García participara en este reportaje, en calidad de capitana del otro gran representante del deporte femenino por equipos costasoleño, pero la base costasoleña no pudo tomar parte en este diálogo entre las capitanas del deporte malagueño ya que las jugadoras del Unicaja no están dando entrevistas a la prensa.

La jugadora del Málaga Femenino, Adriana Martín, pasa el confinamiento en Teruel, su tierra. Pudo irse con su familia justo antes de que se decretara el estado de alarma. Otras compañeras no tuvieron esa suerte y permanecen en Málaga. «Lo llevo bien», dice, sobre todo por su receta antiaburrimiento, que consiste en estar ocupada en todo momento. «En las primeras semanas veía muchas series. Ahora no sé ya lo que es Netflix, estoy con los trabajos muy concentrada y no me cuesta ponerme». Y es que la atacante del equipo blanquiazul ha empezado un curso de entrenadora por las tardes.

Sole López, por su parte, también aprovecha cada hora: «Dedico más tiempo al estudio, al estar con la familia y descansar. Pero hay días que te desesperas un poco», reconoce la malagueña, que permanece en casa de sus padres. Las dos jugadoras venían de una buena dinámica y ritmo, aunque con temporadas irregulares en cuanto a resultados. Ambos equipos iban quintos en la clasificación.

El coronavirus las ha obligado a adaptarse y reconvertir su casa en un centro de alto rendimiento. O al menos, en un gimnasio lo suficientemente apañado como para mantener la forma. Sole y Adriana tienen la ayuda diaria de los preparadores físicos de sus clubes. «Voy haciendo ejercicios de fuerza, de cardio y lo más parecido al fútbol son ejercicios de desplazamiento y cambios de dirección. Aunque todo lo que puedas hacer en casa no es ni parecido a lo que se hace en el campo», dice la malaguista.

Sole, internacional con las «Guerreras», cuenta que solo descansa los domingos: «Personalmente entreno de lunes a sábado con los ejercicios que nos manda el preparador físico cada mañana. Tengo la suerte de tener una terracita muy buena para moverme».

Aunque echan de menos el juego, tocar balón, el deporte de verdad. «Estoy loca por oler el césped, ponerme las botas y hacer lo que me gusta», reconoce Adriana, aunque en su garaje intenta aprovechar para hacer algún ejercicio con balón. Sole López valora ahora más que nunca echarse pega en las manos y la rutina de entrenamientos en Carranque. «Nunca pensé que echaría tanto de menos entrenar, jugar, lanzar a portería y ver a mis compañeras», cuenta.

Ambiente de equipo

Es el compañerismo una de las cosas que no se ha perdido con el distanciamiento. Y es que tanto en la plantilla del Málaga como en el Rincón Fertilidad hay una química indiscutible. Son una familia. «Estamos ya desesperadas por juntarnos. Hacemos videollamadas y todas queremos compartir lo que hacemos, estamos con muchas ganas de que esto termine. Los tres años que llevo aquí siempre hemos sido una piña, y eso no cambia con la distancia», cuenta con orgullo la portadora del brazalete malaguista. Sole, más de lo mismo: «Todas las mañanas hablamos por el grupo y comentamos los entrenamientos, nos echamos unas risas, nos animamos entre nosotras».

No existe una decisión definitiva sobre qué va a ocurrir con lo que resta de temporada. Al Málaga les restan ocho partidos por jugarse y al balonmano, otros seis. ¿Continuar más adelante o dar por finalizado el año? Cada una tiene su visión. «Siempre y cuando la salud esté por delante, nuestra idea es volver y terminar la liga. El otro día tuvimos una reunión con la AFE y las capitanas de la categoría planteamos acabarla", expresa Adriana. Sole López es más pesimista: «Me hubiera gustado acabar la liga, pero en estas circunstancias prefiero que se diese por finalizada», dice, añadiendo que realizar una pretemporada de diez días sería «una locura» y habría riesgo de lesiones.

La opción de retomar implicaría jugar a puerta cerrada, algo que no es del gusto de ningún deportista. Tampoco para las dos capitanas. «Jugar sin público sería súper extraño. Y más en Málaga, con el ambiente que hay siempre», opina Sole. La realidad es que todo depende de muchos factores y está complicado volver.

«Con esto valoraremos mucho más las cosas y saldremos reforzados en lo humano», coinciden ambas en tono reflexivo. Como defiende Adriana, «es un periodo para conocernos a nosotros mismos», para echar en falta la simple libertad. «Abrazar» es lo primero que piensa hacer Sole cuando todo pase: «Salir de casa a respirar un poco, dar una vuelta sin el miedo de que puedan multarte», es el plan de Adriana.

Una en lo futbolístico, como pionera en salir de España a conocer el fútbol femenino estadounidense. Otra en el balonmano, no solo local, sino también internacional. Referentes del deporte malagueño. Sole y Adriana cuentan las horas para volver a su hábitat natural, el competir, el ganar. Siempre y cuando la salud sea lo primero.