Christian Jongeneel, nadador de larga distancia en aguas abiertas, aspira a cambiar el mundo «brazada a brazada». Una iniciativa entre amigos y su interés por la cooperación le llevó a crear en el año 2009 «Brazadas Solidarias», una asociación sin ánimo de lucro especializada en organizar eventos deportivos y retos extremos en mares y océanos del mundo con el objetivo de sensibilizar y recaudar fondos para la labor que realiza la Fundación Vicente Ferrer (FVF) en zonas desfavorecidas de la India.

«Las travesías internacionales que ejecutaba eran retos personales con un enfoque deportivo hasta que vi la oportunidad de volverlos solidarios», relata el nadador malagueño. Y desde entonces, no ha parado. Entre sus hazañas se encuentran ser el primer europeo en dar dos vueltas a la isla de Manhattan, el 61 del mundo en cruzar el Canal de Molokai y la primera persona en nadar los 70 kms que separan Tenerife y Gran Canaria sin neopreno.

Jongeneel es optimista por naturaleza, «cuando nado me rodeo de pensamientos positivos, creo en mí mismo y en el ser humano». El malagueño posee una motivación encomiable: «Me resulta fácil nadar porque le encuentro un sentido a lo que hago, me di cuenta de que dar brazadas ayuda a muchas personas».

El nadador cambió la piscina por el mar por su «carácter indomable» en consonancia con su filosofía de vida: «Las cosas se pueden controlar hasta cierto punto, en las partes que no están en tus manos hay que dejarse llevar». «El mar es un ser vivo que te sorprende y te engancha, al contrario que la piscina, en la que todo está controlado».

Con respecto a la preparación de las travesías internacionales, Jongeneel está en el lugar un mes antes: «Es necesario aclimatarse, observar las condiciones del sitio y sus corrientes. Hay ocasiones en las que se tarda dos semana en buscar el escenario idóneo para lanzarse al agua, hasta horas antes no se sabe si se va a poder realizar el reto», aclara el deportista. Sus entrenamientos se basan en «nadar con poca intensidad pero largas distancias». Jongeneel asegura que empezó a prepararse las travesías a los cinco años, «toda una vida dedicada a la natación es lo que permite realizar los extremos desafíos».

Armado con un bañador, un gorro y sus gafas, el nadador malagueño quiere transmitir que «no hace falta gastarse dinero en complementos, con 20 euros puedes nadar alejado de la tecnología y siendo un poco menos materialista». Sin neopreno por principios, el deportista aclara: «No lo utilizo en mis travesías porque quiero experimentar lo mismo que sintió una persona nadando hace 100 años, es una cuestión de que todos los nadadores que cruzan un canal lo hagan en igualdad de condiciones».

Jongeneel tiene la vista puesta en su próximo reto: «La aventura consiste en ir en barco hasta la isla de Alborán, tirarse al agua y nadar hasta la costa de Almería». El Covid-19 frenó estos casi 100 kms de travesía prevista a principios de septiembre, «estaba todo preparado pero uno de los miembros de la tripulación se infectó de coronavirus y se ha tenido que aplazar», relata el nadador malagueño asegurando que planea retomarla el verano de 2021. «Lo que se recauda para los proyectos es lo que da sentido al trabajo, hay colegios en la India construidos gracias a las brazadas de muchas personas».