Tras proclamarse brillantemente el pasado año subcampeona del mundo, la selección española femenina de balonmano se enfrentará en el Europeo que arrancará este jueves en Dinamarca a un reto todavía más difícil, demostrar que su éxito en Japón no fue un hecho puntual, sino que ha llegado para quedarse.

Un objetivo nada sencillo no sólo ya por el exigente calendario que les aguarda a las «Guerreras», que se encontrarán por el camino a potencias de la talla de Rusia o Suecia, sino por las excepcionales circunstancias en las que se desarrollará el torneo a causa de la pandemia de coronavirus.

De hecho, la disputa del Campeonato de Europa estuvo en el aire hasta hace apenas una semana, tras la renuncia de última hora de Noruega, que debía albergar junto con Dinamarca la competición, ante la imposibilidad de adaptarse a las estrictas medidas impuestas por el gobierno noruego para impedir la propagación del virus.

La pandemia ha condicionado notablemente la preparación de un Europeo al que las selección española llegará tras haber podido entrenar apenas un par de semanas y disputado tan sólo dos encuentros amistosos en los últimos nueve meses. «No son las mejores condiciones, no te voy a engañar, pero son unas condiciones igualitarias para todo el mundo, porque todas las selecciones hemos vivido algo parecido», señaló Viver .

Circunstancia que otorgará, como recalcó el preparador español, una mayor importancia, si cabe, a la capacidad de los equipos para adaptarse a tan anómalas condiciones. «Es una cuestión de mentalizarse. Las selecciones que mejor sepan amoldarse a esta situación ganarán enteros con relación a los equipos que no sepan adaptarse», indicó el seleccionador.

Pero si la fortaleza mental será fundamental para sobrellevar la condición de semiconfinamiento en el que vivirán las jugadoras, no menos carácter deberá demostrar el conjunto español para superar los retos que le aguardan.

Empezando por el partido inaugural, en el que España se medirá hoy (18:15) con una de las máximas favoritas al título, la selección rusa que dirige el técnico español Ambros Martín.

Rusia, que no podrá contar por lesión con una de sus máximas estrellas, la lateral Anna Vyakhireva, fue, de hecho, el único equipo al que las «Guerreras», que cayeron por un claro 26-36, no lograron plantar cara en el pasado Mundial de Japón.

Igualmente exigente se antoja el segundo compromiso de la selección, que se medirá el próximo sábado (20:30) con Suecia, otro de los aspirantes a las medallas.

Las de Carlos Viver cerrarán la primera fase el lunes 7 de diciembre (18:15) ante la República Checa, otro equipo al alza, en un encuentro que España deberá vencer sí o sí para acceder a la segunda ronda. Una fase que se antoja igual o, incluso, todavía más complicada que la primera y en la que las «Guerreras», en caso de lograr la clasificación, podrían encontrase con rivales tan potentes como Francia, vigente campeona continental, Dinamarca, Montenegro o Eslovenia.

Toda una reválida para el conjunto español que afrontará el torneo sin una de las piezas clave en la conquista de la medalla de plata en el pasado Mundial de Japón, la lateral Alexandrina Barbosa, aquejada de una grave lesión de rodilla. Quien sí estará en Dinamarca será la extremo Carmen Martín, una de las líderes de la selección dentro y fuera de la pista.