El karateca torremolinense Damián Quintero pasa estos días navideños en familia, después de un año marcado por la pandemia y el aplazamiento de una primera cita olímpica para su deporte. Tal contratiempo le ha permitido al actual número 1 del mundo disfrutar de más tiempo junto a los suyos, al haberse cancelado en este 2020 el circuito mundial, aunque también le ha generado una mayor incertidumbre sobre el estado de forma con el que llegarán sus competidores, incluso él mismo, a los Juegos Olímpicos del próximo verano en Tokio. Así nos lo ha confesado en esta entrevista, al mismo tiempo que nos hace balance de estos últimos 12 meses.

Estas fechas son ideales para hacer balance de todo el año, marcado esta vez por la pandemia y la difícil situación que estamos viviendo. En su caso tienen sabor agridulce añadido en su deporte. ¿Qué le parece que el kárate no esté en París 2024?

Nos fastidia bastante que se deje fuera incluso antes de que haya debutado como disciplina del programa olímpico. Pensábamos que no se haría público antes de que acabe al cita de Tokio, que tendríamos un año más para hacer ruido e intentar que se reconsiderara lo que ya se empezaba a barajar. Sin embargo hemos visto que hay cosas que se nos escapan de las manos. Y todavía no sabemos por qué se nos expulsa sin haber debutado. Es lo que más nos ha molestado. Ha sido una decisión que se ha tomado sin ningún informe.

¿Cómo ha sido el 2020 en el terreno puramente deportivo?

Ha sido un fastidio, aunque hemos utilizado todo tipo de calificativos. Allá con marzo con la incertidumbre, ya fue difícil a nivel mental intentar mantener la intensidad intentando entrenar en casa. Al aplazarse los Juegos Olímpicos sí que se tranquiliza un poco la situación. Pero hemos tenido tanta incertidumbre, que no ha sido nada fácil. En mayo ya empezamos a retomar los entrenamientos y hemos terminado por acostumbrarnos a las medidas y recomendaciones.

Se han quedado además sin poder salir fuera de España...

En mi caso estábamos a la espera de las competiciones internacionales, sí. Eso es lo que más me ha fallado. Gracias a la Federación Española hemos hecho un par de test nacionales, así nos hemos visto cómo estamos. En ese sentido estamos contentos, porque además fueron dos oros. Y a la vez he podido cambiar un poco la estrategia de cara a enero o febrero, analizando estas participaciones internas.

Al menos su familia, justo como en estas fechas navideñas, se habrá alegrado de que tenga una agenda más corta.

La que más contenta está respecto a la suspensión de las competiciones es mi mujer, que vive conmigo en Madrid. Pero tengo a mi hermana en Nueva York y a mis padres en Torremolinos. En verano tuvimos vacaciones, que no las íbamos a tener si hubiesen sido los Juegos. En julio aprovechamos y luego en septiembre volvió el lío. Nos hemos centrado en el trabajo para probar por ejemplo un nuevo kata.

¿Otro dato positivo del parón?

Hay un kata nuevo que lo llevaba trabajando meses y que ahora sí podré llevar finalmente a Tokio. De otra manera es cierto que no hubiese sido posible.

¿Ha podido ver cómo están sus rivales, también ellos han tenido ese tipo de competiciones, como las celebradas en España?

A Ryo Kiyuna, que competirá en casa el próximo verano y es con el que he estado alternando el primer puesto mundial, sí que lo he visto. En este mes de diciembre tienen un All Japan, que vienen a ser como nuestros nacionales. Ganó él y he podido verlo en vídeo. Creo que estamos todos en la misma situación. Ahí no te haces a la idea de si ha podido trabajar mejor o peor este año. Sí es cierto que allí alargaron mucho más el cierre y luego se volvió a cerrar.

Los Juegos Olímpicos serán un momento clave en su carrera profesional. ¿Piensa ya en una fecha para su retirada?

Ya tengo una edad, pero me veo con un año de mejora habiendo tenido que aplazarse los Juegos Olímpicos este verano. Me encuentro muy bien, física y mentalmente. Estoy ahora trabajando más en la mejora de mi técnica y cuento con la ventaja de que por detrás vienen apretando los chavales de 18 ó 19 años. Me pico con ellos. Eso me gusta. Van como tiros, muy rápidos.