Nueve años después, Ana Peleteiro volvió a colocar un árbol de Navidad en el salón de su casa. Lo sabemos porque ella misma lo contó en Instagram, la red social desde la que cada vez más deportistas se acercan a sus seguidores, se proyectan como influencers, abren vías de futuro.

Ese cosmos de fotos, historias y directos, es el mejor lugar para enterarse de la decoración navideña de la triplista gallega. Pero también de cómo se llaman los perros de Carolina Marín; de cuántos kilos anda levantando la haltera berciana Lydia Valentín; de qué cuna utiliza la ex de la sincronizada Ona Carbonell para su bebé o de la última causa abrazada por Allyson Felix.

En la red, todas estas campeonas nos cuentan sus logros deportivos. Y, sobre todo, cómo es su vida cotidiana, su yo más mundano, aquel que las acerca a cualquiera de nosotras, el que difícilmente vemos cuando compiten por un Mundial o una medalla olímpica. Y eso gusta. A sus seguidores. A sus patrocinadores, que ven cómo aumenta su repercusión. A ellas mismas, que dimensionan su impacto y la posibilidad de explotarlo.

Que se lo pregunten si no a Serena Williams, que alimenta junto a su equipo de expertos una cuenta personal, otra para su marca de ropa y una más para su línea de joyas, la más exitosa de todas, con 27,5 millones de seguidores, duplica con creces los 12,7 que la tenista estadounidense tiene en la que se define como la mamá de Olympia. La pequeña coprotagoniza muchos de los vídeos en los que la mujer que atesora 23 títulos individuales en torneos de Grand Slam cocina pasta, baila desenfadadamente o se disfraza de princesa para tener contenta a su hija.

Cammy, la de su compatriota Allyson Felix, es también la protagonista de muchas de las publicaciones de su madre, que tiene 707.000 seguidores en Instagram. La atleta que atesora más oros mundiales que nadie (13) comparte el día a día de su hija, pero también su nueva línea de ropa deportiva, sus entrenamientos y las múltiples causas que abandera. La deportista que aprovechó las redes para denunciar cómo Nike penalizaba a las deportistas que querían compatibilizar sus carreras con la maternidad se ha convertido en un referente para todas ellas y también para las mujeres negras. Las universidades la invitan como conferenciante y Athleta la ha elegido como embajadora.

Ona Carbonell, otra deportista mamá, también se ha revelado como toda una prescriptora en Instagram, donde cuenta con 241.000 seguidores. Desde la cuna en la que duerme su hijo Kai hasta electrodomésticos para el hogar, pasando por marcas de ropa, líneas de cosmética o incluso lavavajillas, la polifacética nadadora catalana es todo un filón publicitario en Instagram. Sus 23 medallas mundiales y sus dos preseas olímpicas le abrieron las puertas del mundo comercial. Su triunfal paso por el concurso Masterchef la convirtió en un fenómeno en España.

Lejos aún de los éxitos y de la popularidad de Carbonell, Ana Peleteiro sobresale en la red por su naturalidad y cercanía. De la misma manera que cuenta su preocupación por una calva que descubrió en su cabellera, comparte su reciente mudanza, confiesa lo acomplejada que llegó a estar por su barriga, enseña a cocinar alguna especialidad de su tierra o habla de los entrenamientos que deberían acercarla a los Juegos de Tokio. Sus seguidores (88.600) responden activamente a todas sus propuestas. Y tras ellos, los patrocinadores: diversas marcas gallegas la han elegido ya como su imagen.

La berciana Lydia Valentín, en cambio, apenas comparte detalles personales de su vida en Instagram. La competición y los entrenamientos son el hilo conductor de casi todos sus posteos. Aun así, acumula 269.000 seguidores en esta red. La campeona mundial y europea de halterofilia atrae a patrocinadores y usuarios por sus éxitos y los valores que transmite .

Carolina Marín, una de las deportistas españolas con más seguidores (368.000), también mantiene un perfil más profesional en Instagram. Pero con concesiones. Si bien no se prodiga en las historias ni en los directos, la campeona olímpica, mundial y europea de bádminton postea a menudo sobre su familia, habla habitualmente de sus perros y muestra cómo le gusta vestirse fuera de los entrenamientos y la competición. Sus patrocinadores se frotan las manos con el potencial del perfil de la deportista española.