Su imagen está asociada al club desde hace casi dos décadas. Es más, es casi imposible imaginarse el día a día en Los Guindos o en la banda del Martín Carpena sin su flequillo al viento, sus cigarros y su ir y venir pegado al teléfono móvil. Pero Juanma Rodríguez es desde ayer pasado en el CB Málaga. Se puede decir que ilustre pasado al haber participado como director deportivo del título de la Copa Korac, del título de la Copa del Rey, del título de Liga ACB y de la exclusiva participación cajista en la Final Four de 2007 en Atenas.

Por la puerta salen 18 años de dedicación y de trabajo. Casi 20 temporadas que dan para mucho. En lo bueno y en lo malo. Juanma se ha equivocado en muchas cosas. Es verdad. Su desgaste, además, ha sido brutal de cara a la opinión pública. Pero nadie puede dudar de su amor por lo que ha hecho tantos y tantos años. Le ha dedicado casi la mitad de su vida al club y ha demostrado que, con mayor o menor acierto, le gustaba lo que hacía.

Juanma llegó a la dirección deportiva a principios de los 90, con el malogrado Raimundo Trespalacios en la poltrona. Manolo Morales, ex consejero del club, fue su gran valedor en un momento en el que las apuestas apuntaban a Ramón Fernández, ex del Baloncesto León, Real Madrid y Fuenlabrada, para ocupar el cargo en los que eran los primeros años del nuevo club creado tras la fusión de Mayoral Maristas y Caja de Ronda.

Hoy, en el día de su adiós, no sería justo acordarnos sólo de la parte mala de todo este tiempo. A Málaga han llegado de su agenda jugadores que no han calado, pero otros muchos que dieron tardes-noches de gloria a la entidad. Aquel Unicaja de los Miller, Babkov, Alfonso Reyes, Manel Bosch y un buen puñado de canteranos fue ´parido´ por él. Nadie podrá olvidar nunca aquel año del subcampeonato. Pero tampoco es cuestión ahora de enumerar sus fichajes acertados y fallidos. Ni nombrar a los que pudieron venir en su día y se quedaron en el camino.

Juanma, eso sí, se equivocó en el paso atrás que dio en el mismo momento en el que el club decidió dar uno adelante con la llegada de Bozidar Maljkovic. Desde entonces hasta ayer mismo se convirtió en la sombra del entrenador de turno. Nunca quiso imponer su criterio sobre las decisiones tomadas por el propio Boza, Scariolo o Aíto. Su poder de decisión fue de más a menos. Y ése fue el principio de su final.

El adiós de este hombre de la casa, sin embargo, es de esperar que sea sólo en un hasta luego. Los últimos años, en especial los últimos meses, han sido muy duros para todos, en especial para él, y un ´descanso´ ahora puede significar para Juanma un regreso en el futuro, si el club así lo demanda y él así lo quiere.

Juanma es lo que es gracias al Unicaja, pero el club no debe olvidar a aquel delegado del Mayoral Maristas que dio el salto a los despachos, y que ha formado y moldeado hasta ser lo que es hoy. Todo un proceso que de momento llega a su punto y final.