El ´culebrón´ Terrell McIntyre tendrá hoy, casi con total seguridad, su epílogo. Para bien o para mal. En Los Guindos se mantiene el optimismo. Sólo un cambio radical en la idea que tiene el Montepaschi Siena para su planificación de la próxima temporada podría evitar el ansiado fichaje de uno de los mejores jugadores del básket europeo a lo largo de las últimas temporadas.

El jugador y su agente tienen en su poder la oferta cajista de dos temporadas garantizadas a más de un ´kilo´ por campaña. La mejor propuesta posible que puede hacer un equipo como el Unicaja, alejado de las cifras de los ´grandes´ del continente.

La pelota ahora está en el tejado del que ha sido su equipo durante las últimas tres temporadas. No parece un escollo insalvable, sobre todo después de las declaraciones de su presidente, Ferdinando Minucci, hace ahora un par de semanas, una vez concluyó la liga italiana con el Montepaschi como campeón y con el base estadounidense como jugador más valioso. «A McIntyre le hemos retenido casi a la fuerza durante dos años y ahora le dejaremos marchar», dijo ese día.

Esas palabras sonarían hoy a gloria bendita en la Costa del Sol ya que significarían que la llegada de McIntyre sería una realidad. El caso es que si el Montepaschi iguala la oferta cajista, Terrell seguirá en Italia. En Siena jamás se habían planteado renovarlo por dos años –si acaso por uno– por lo que todo indica que hoy mismo puedan darle la libertad de forma definitiva renunciando a igualar la oferta del Unicaja.

Enfrascados en lo que pase en la capital toscana, el miedo a que Olympiacos o Panathinaikos retomen la lucha por el jugador parece haber pasado a un segundo plano. Eso sí, mientras Terrell no estampe la firma en el papel, los griegos o cualquier otro de los ´grandes´ del continente son una amenaza.

Hoy debe ser el día ´D´. Para bien o para mal. Habrá que esperar.