Bernardo Rodríguez Arias (Málaga, 7 de junio de 1980) ya es oficialmente jugador del UCAM Murcia. El emblema del Unicaja y de su cantera abre una nueva etapa en su vida.

Día 2 de diciembre. ¿Sabe ya qué pasará?

Sí, lo sé.

Unicaja-UCAM Murcia en el Carpena. Volverá a casa. Y lo de casa lo digo en mayúsculas.

Intentaré tomármelo como un partido más, porque favorecerá a mi concentración. Pero evidentemente va a ser muy especial.

Desde los ocho años en el club y trece como profesional en el Unicaja. Ahora emprende una nueva aventura en Murcia. ¿Por qué ese destino?

Es un club que está creciendo, muy estable y va a hacer un equipo joven. Es lo que más me ha llamado la atención. Es un proyecto ilusionante, que crecerá, incluso con extranjeros jóvenes. La oferta económica era buena y quieren que les ayude, tanto en el aspecto deportivo como en el de crecimiento. Y lo más importante es que querían que fuera a jugar allí.

También se habló de Lagun Aro y Gran Canaria, pero usted escogió Murcia.

Después de sopesar todas las circunstancias me parece que es el mejor club para mí. Es un sitio estable y en crecimiento. Me gusta la idea, me apetece ir allí.

Ha firmado dos temporadas con el UCAM Murcia. Finaliza con 34 años. Y después, ¿qué?

No me quiero poner una fecha de retirada. Voy a jugar hasta que me apetezca, hasta que mi cuerpo me diga que ya no pueda seguir para adelante o la mente diga que hasta aquí hemos llegado. Me siento muy bien, no tengo ningún tope. Me queda mucha cuerda.

Esta semana le presentan en su nuevo destino. ¿Qué no se le va a olvidar echar en la maleta?

No la voy a meter dentro de la maleta, pero la voy a llevar a mi lado: mi mujer (risas). Eso es lo imprescindible, sobre todo, para mi estabilidad emocional. Luego, allí podré encontrar cualquier cosa material que necesite.

¿Cuántos baúles necesitaría para llevarse todos los recuerdos de su etapa en el Unicaja?

Afortunadamante son muchos recuerdos, todos buenos prácticamente. Y los recuerdos jamás se guardan. Se tienen y se llevan, se traen, se mueven.

¿Qué hubiera cambiado de los dos últimos meses?

(Silencio). Me he comportado muy bien. Tenía las cosas claras, sabía lo que quería, que al parecer no eran las mismas que el club, y no hubo entendimiento. Nunca va a salir por mi boca una mala palabra hacia el club, jamás. El entrenador que había antes y al de ahora; a los jugadores de antes y de ahora; a las personas que dirigían y las de ahora... ni yo. Nada de eso es tan importante como el club. El club y la entidad financiera, las dos cosas.

Le recibió Braulio Medel y le dijo que ésta será siempre su casa. ¿Lo esperaba?

Que él me lo diga es muy importante. Yo también lo siento así. Quise ir allí para despedirme y agradecerle todo lo que el club me ha dado.

¿Alguien le ha defraudado?

Sí.

¿Quién o quiénes?

Prefiero omitir nombres.

¿Ha echado de menos alguna llamada en este tiempo?

Me ha llamado muchísima gente, la verdad. La mayoría para desearme suerte y animarme. Y estoy bien, feliz, animado, con ganas. Mucha gente me ha dicho una gran verdad, que hay vida fuera de Málaga. Y aunque para mí todo esto ha sido muy importante ahora empieza otra etapa.

Cuando el día 10 de agosto comience la pretemporada del Unicaja y usted no vaya al Carpena... ¿Se ha hecho a la idea?

El 100% de mi cabeza y de mi corazón van a estar en Murcia.

A usted, por encima de todo, le gusta el baloncesto. Desde fuera, ¿cómo ve los movimientos en el mercado del Unicaja?

Al final va a hacer un equipo competitivo, sin lugar a dudas. Tiene un presupuesto alto, al margen de los recortes de los últimos años. Ha fichado a Jasmin Repesa, un entrenador con mucha experiencia. Y le irá bien. Luego pasan otras muchas cosas a lo largo de la temporada, pero sobre el papel va a estar arriba.

De la plantilla 2011/12 sólo siguen Lima y Zoric. ¿Era necesario hacer esa limpia?

Yo siembre abogo por la continuidad de la gente. Y en los últimos tres años se han cambiado muchos entrenadores y jugadores. Yo he primado siempre, para mí mismo, esa continuidad: Estabilidad y tranquilidad. A mí siempre me han venido bien.

¿Echa de menos a gente de la casa en el equipo?

El plus que te da un jugador criado aquí, que sabe qué es Málaga, qué es el Unicaja €sin tener que ser malagueño, ojo€, pero que sabe qué es Unicaja Banco, entiende a la afición y al Carpena... Ese jugador te da un plus, especialmente en los momentos complicados.

¿Qué le ha dicho su familia?

A mi madre le duele que me vaya de su lado. Mi padre, que es una persona de baloncesto, nunca me ha dado ningún consejo técnico, sólo me ha repetido el mensaje que siempre me ha dado desde pequeño: actitud. Que tenga alegría, buenos gestos, trabajo y sea positivo.

¿Le hace ilusión la iniciativa del club de retirar su camiseta?

Estoy encantadísimo. Imagina el orgullo que siento al saber que nadie más va a utilizar mi camiseta y que la van a colgar. Nunca me podría haber imaginado que algo así me pudiera pasar en mi carrera. La verdad es que me han pasado cosas increíbles, pero esto lo supera todo, es algo que no puedo ni explicar. Sí que quiero que suceda una vez que me retire, aunque es algo que no depende de mí. Más orgullo y más satisfacción no se puede sentir por todo esto.

Me habla de que le han sucedido cosas increíbles. ¿Es verdad que Marcus Brown le quiso comprar el «5» que siempre ha lucido?

El verano que se le ficha yo estaba con la selección española. Me llamaron desde el club y me dijeron que habíamos fichado a Marcus y quería el número 5. Yo le dije que no era posible. Y me insistieron del club que llamó el agente y que me quería comprar el número. Los compañeros me comenzaron a decir que cuánto le iba a pedir y se lió una historia... Pero yo no quería saber nada. Hasta que coincidimos en el equipo. Y él se acercó y me pidió el número 5. Yo estaba hasta avergonzado, por quién era él, y le dije que no podía ser. Él se prestó a invitarnos a todos a una cena, pero yo insistí. Y ahí se quedó la cosa. Entonces él cogió el 41 (4+1).

Pero hay una segunda parte...

Él se marchó a Kaunas y jugamos contra el Zalgiris. Entonces le dije que si volvía a Málaga le daba el 5 y yo me quedaba con el 41. Pero él se rió y soltó que ya era muy mayor y tal. Y te cuento una cosa: yo voy a llevar en Murcia el número 41.

¿Cómo? ¿Por qué? ¿De veras?

El delegado me llamó para reservarme el 5. Y les he dado las gracias, pero me quedo con el 41. Me he acordado de Marcus, de esta historia que te estoy contando. El 5 lo dejo sólo para Málaga. El 41 lo luciré en Murcia. El 5 es para la camiseta verde, para la del Unicaja, la que siempre he llevado. No volveré a tener más ese dorsal.